El sector maderista ve su ruina en "dos o tres años" por la "peste del pino" y anuncia que se perderán 500 empleos

"Cada año que pasa va a peor", señalan los profesionales, que piden definir las especies alternativas al radiata, muy afectado por la enfermedad

Un monte dañado en la comarca Oscos-Eo junto a fincas ya taladas.

Un monte dañado en la comarca Oscos-Eo junto a fincas ya taladas. / T. Cascudo

Cualquiera que recorra las carreteras secundarias del Occidente asturiano y eche un vistazo al paisaje, apreciará la gravedad de un problema del que se habla más bien poco: el enorme daño que está causando en las plantaciones de pinar el avance del hongo de la banda marrón, también conocido como peste del pino. Tres empresarios del sector ponen voz a esta situación, con consecuencias catastróficas en el corto plazo, y urgen soluciones inmediatas porque el hongo avanza de manera imparable.

Luis Enrique García dirige en Cadavedo (Valdés) la pujante firma Maderas García Hermanos, un aserradero que trabaja con madera de pino y da empleo directo a treinta y cinco personas. Pone números a la situación de un sector, que, a su juicio, "nunca fue una preocupación para Asturias". Explica que en la región hay medio millón de hectáreas productivas de monte y solo se aprovechan unas 200.000, buena parte en el Occidente. El plan forestal de 2001, pendiente de revisión desde 2016, fijaba la meta de lograr 105.000 hectáreas de pino, pero tan solo se alcanzó la cifra de 55.000. Entre los últimos incendios y la tala masiva a consecuencia de la peste del pino, la reserva a día de hoy se sitúa en unas 35.000 hectáreas. "De momento hay reservas, pero el sector está cortando unas dos mil hectáreas al año y se está repoblando menos de la mitad. La tasa de reposición es negativa", señala, convencido de que en la década de 2030 habrá "serias dificultades de abastecimiento".

García considera que "estamos ante un problema de una dimensión tremenda" porque, añade, pone en serio riesgo el sector de la madera de pino que solo en Occidente genera alrededor de quinientos puestos de trabajo. "Lo comparo con el desastre de la minería. ¿Quién va reponer quinientos puestos de trabajo en una zona debilitada como esta?", lamenta. Por eso urge a investigar, tomar decisiones y actualizar ya un Plan Forestal que lleva demasiado obsoleto. Este documento, añade, debe recoger ya la implantación de nuevas especies que sustituyan al herido pino radiata y, sobre todo, a plantar cuanto antes. "Habría que hacer entresacas en las zonas que empiezan a estar afectadas y, a la vez, ir metiendo nuevas especies resistentes. De momento, lo único que se hace sobre el terreno es la tala masiva", apunta, consciente de que hay investigaciones en curso como la que lidera el Centro Tecnológico y Forestal de la Madera.

Los profesionales explican que hay cierta esperanza con algunas variedades como el pinus taeda o la variedad crytmoneria japónica, no obstante "la industria prefiere el radiata por su forma y su alta producción". Sobre el terreno nadie sabe qué hacer, unos están hastiados por los daños de los incendios y otros temen el daño del hongo, así que los montes están quedando pelados. "Se juntaron dos tormentas perfectas", apunta García.

Marcos Álvarez, maderista de Santa Eulalia de Oscos, explica que la gente no para de preguntarle qué debería de plantar tras talar para salvar la madera. "Yo no sé qué decirles, pero el problema es gordo y hay que actuar ya, sensibilizar a la gente y formarla sobre qué especies pueden usar para que empiecen a plantar, si no, en cinco o seis años no quedará un pino. Esto que está pasando es como si vas al río y pillas las truchas pequeñas, sabes que después no las habrá grandes", relata. Sabe que la Consejería está trabajando, pero lamenta que la información no haya llegado aún a la calle, lo que genera mucha incertidumbre.

Explica el santallés que de La Garganta para arriba no había afección hace un año, pero ahora el hongo ya está presente en los Oscos. "Cada año que pasa va a peor. Lo único que se puede hacer y tampoco es efectivo del todo es aclarar y sanear, que corra el aire en la plantación, aunque en muchos casos no es suficiente", relata, sabedor de que la primavera es el peor momento "porque el hongo quiere temperatura alta y humedad".

La tercera opinión es la de Roberto Fernández, gerente de la cooperativa forestal Tinastur, en Tineo. Esta entidad trabaja principalmente con pino y también ve las orejas al lobo: "Ahora hay madera, pero se está cortando antes de turno, así que veo un futuro negro en dos o tres años cuando acabemos de cortar todo el radiata". Sabe que la opción de futuro es buscar una variedad de conífera que sustituya al radiata, pero también que la solución tardará en llegar.

La banda marrón se diagnosticó por primera vez en Asturias en 2018 en la comarca Oscos-Eo, pero ahora pocos concejos del Occidente se salvan. "Queda Cangas del Narcea y poco más. Salas mismo hace tres años no estaba prácticamente afectada y ahora está arrasada y sigue entrando", advierte Fernández, que ve necesaria la movilización y sensibilización de la sociedad. "La gente debe entender que sin gestión no va a haber monte, como no despertemos esa inquietud será difícil porque nosotros somos pocos y no estamos bien organizados, así que tenemos poco peso", señala.

"Necesitamos que se apruebe el nuevo plan forestal y que se cumpla. El anterior no era malo, pero estaba incumplido. La urgencia es total", subraya el gerente de Tinastur, convencido de que el monte asturiano debe mantener un equilibrio entre especies.