Álvaro Queipo, de presidente del PP a presidente de mesa en el colegio donde pasó su infancia: "Lo que siento es paz"

"En Castropol siempre estoy bien; además, somos personas pacíficas y ya se ve cómo discurre la jornada, apacible", reflexiona

Álvaro Queipo intenta besar a su madre, Sofía Somoano, durante la jornada electoral.

Álvaro Queipo intenta besar a su madre, Sofía Somoano, durante la jornada electoral. / A. M. S.

Ana M. Serrano

Ana M. Serrano

Es temprano y en el colegio electoral de Castropol (solo una mesa) hay "paz". La misma que vino a buscar sin saberlo el presidente del PP de Asturias, Álvaro Queipo, un castropolense muy vinculado a su concejo de origen que ayer hizo de presidente de mesa en el mismo colegio, "La Paloma", donde pasó su etapa escolar. "Aquí mismo estaba el comedor y aquí comía con mis compañeros, no con los de Castropol villa, que se iban a comer a casa, pero mis padres trabajaban y a mí si me tocaba quedarme" (risas).

En esta mesa electoral son todos viejos conocidos. Álvaro Queipo tiene 36 años y para todos es un vecino más. El interventor del PSOE, Ramón Martínez, recuerda al niño que fue Álvaro Queipo. El resto de miembros de la mesa (los vocales Pedro Alonso y Covadonga Muiña, y el interventor del PP, Marcos Fernández), hablan en confianza con el presidente del PP. El último ha comprado pasteles "para pasar mejor la jornada" y Álvaro Queipo no se resiste. "No digas que le gusta el dulce", apunta Marcos Fernández.

Entran personas a votar a cuentagotas. "Buenas caballero", dice Álvaro Queipo, quien se levanta, sonríe y se muestra atento ante el voto, para la sorpresa de algunos. Muchos ríen. Otros observan la situación con algo de indignación. José Ramón Fernández no considera "muy normal" que coincidan presidente de partido y presidente de mesa. "Yo creo que no debería darse el caso", opina al tiempo que recuerda junto a su mujer, Gloria Lastra, que "nada tiene que ver una cosa con otra": "Álvaro es buena gente, de una buena y querida familia", opina.

María José Méndez y José Ramón García saludan al entrar. Amplían su sonrisa de domingo de descanso cuando ven la escena. El presidente del PP devuelve el saludo con otra elocuente sonrisa. Abandonan el colegio y opinan: "Era un niño hace nada; da gusto ver cómo la gente del pueblo llega lejos y no se olvida de esto", dice la mujer.

El presidente del PP asturiano atiende a este diario y dice sentir "tranquilidad" por la jornada y su, por un día, doble papel de presidente. "En Castropol siempre estoy bien; además, somos personas pacíficas y ya se ve cómo discurre la jornada, apacible", reflexiona. No hay ni un solo contratiempo en el tiempo que este diario presencia el trabajo de la mesa electoral. Nadie hace alusión con formas descaradas o maleducadas a la afiliación del presidente de la mesa. Entra una señora con sentido del humor: "¿Qué se ofrece?", pregunta, sabedora de que está casi en familia (todos se conocen). "Democracia", contesta Álvaro Queipo.

María del Carmen Suárez deposita su papeleta con el mismo semblante alegre con el que entró en el colegio electoral y Queipo pronuncia el recurrido "Vota". Se levanta cada vez que llega una persona y no duda en sonreir. "Es correcta la información", comenta con alguien sobre su documento nacional de identidad. "Este hombre me presta", dice cuando la cámara dispara la foto y Álvaro Queipo se retrata acompañado de Ramón González. Antes, el presidente de la mesa permite a la niña Carmen González echar en la urna el voto de su madre, Maira Pérez, en la urna"Un placer", se despide Queipo.

Por la izquierda, Ramón Martínez, Marcos Fernández, Codavonda Muiña, Álvaro Queipo y Pedro Afonso.

Por la izquierda, Ramón Martínez, Marcos Fernández, Codavonda Muiña, Álvaro Queipo y Pedro Afonso. / A. M. S.

Entre visita y visita, los miembros de la mesa conversan. El interventor del PSOE habla de los apellidos que se estén perdiendo en Castropol por los escasos nacimientos. Álvaro recuerda que Queipo "es de fuera". Es decir, no es un apellido típico de Castropol, como Castro. El padre de Álvaro es de Cangas del Narcea. Su madre, de Cangas de Onías. A mitad de mañana, aparece precisamente la madre del presidente de la mesa. "¡Madre!", exclama Álvaro Queipo. Un interventor corrige, eso sí, en broma: "Será señora". Álvaro adopta un semblante más serio. Vota su madre y le pide de forma natural "un beso". Es Sofía Somoano la que duda. "Bueno, no sé si se puede", responde. Entre risas, llega el beso. Son las 12.20 horas, han votado 81 personas de un censo de 433. "Lo mejor para nosotros sería que la gente se animara, así nos pasaba más rápido el tiempo", opina Queipo.

Vuelve otro grupo de votantes. "Ahora te veo en la tele, pero estás más guapo en persona", dice una vecina. "¿Cómo vamos?", pregunta un castropolense al presidente del PP asturiano. "Aquí vamos, como podemos", responde Álvaro Queipo"¿Necesitáis algo?", quiere saber la madre del presidente de mesa antes de irse. No es necesaria la ayuda. Queipo come medio cruasán. "Yo aquí lo paso bien", dice mientras reflexiona sobre su vínculo con Castropol. En 2011 empezó como concejal. No quiso el presidente del PP justificar trabajo como interventor para evitar la mesa "porque me tocó y aquí tengo que estar como uno más que soy".

Votación en el colegio público "La Paloma" de Castropol, con el presidente del PP como presidente de mesa.

Votación en el colegio público "La Paloma" de Castropol, con el presidente del PP como presidente de mesa. / A. M. S.

Su madre cuenta más cosas sobre su persona: era tímido, pero le tocaba hacer teatro en el colegio porque tenía buena memoria. Siempre fue fan de la política y su madre la recuerda viendo "siendo un niño" el debate sobre el Estado de la Nación: "Siempre le gustó". Llegó a Castropol cuando contaba siete años por motivos laborales de sus padres. Antes vivió en Pravia, pero sabe que es de Castropol. Ayer, se sintió como en casa y su casa, no le defraudó: ni un incidente y "mucha paz". Todo, con una reproducción de "Carlos V en la batalla de Mühlberg", de Tiziano, de fondo.