Ha llegado el narcotraficante en la ficción Pablo Escobar a empapelar las calles de Madrid y desearnos una blanca Navidad y hay gente que ha puesto el grito en el cielo. A mí la publicidad me parece sublime que no subliminal, y que le gente se escandalice me parece ridículo. ¿O es que la crisis también nos ha acabado con el humor? Sería muy triste que ya no sepamos reírnos de este tipo de cosas y sin embargo echemos de menos los chistes de mariquitas de Bertín Osborne y Arévalo, que de verdad que no hace falta que nos los cuenten más porque no tienen ni pizca de gracia. La historia de los narcos colombianos que camina entre la realidad y la ficción nos engancha mucho más y sí, estoy segura de que la mayoría de los españoles se parten con el cártel de la calle Gran Vía y con la felicitación navideña del narco colombiano. Quizás Bertín no lo entienda, puede, porque hay otro humor. Y menos más. Feliz y blanca Navidad a todos.