Quizás es que esperamos demasiado de la vida, pero si hay alguien que siempre me defrauda es el hombre del tiempo, que por cierto ahora casi siempre es una mujer. Llevo años esperando esa nevada que me llegue por las rodillas, que no recuerdo desde que era pequeña y había fotos con Polaroid. Pero nada... nunca llega. Nos creamos demasiadas expectativas y al final vamos de chasco en chasco casi con todo. Los temporales siempre se quedan en la mitad, ¿o miento? Tanto miedo nos meten con la bajada de las temperaturas que acabamos abrigados por demás, cocidos debajo de capas de ropa, y al final no hay nieve. El temporal no fue pa tanto. Ni este ni ningún otro. Eso es lo bueno. Todo pasa y se convierte en ex. ¡Qué alivio!
