La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Félix Martín

El Murallón en el recuerdo

La urgencia de acreditar el significado histórico de este malecón tapiego

A primera vista, y a día de hoy, resulta muy difícil valorar en su justa medida una de las más importantes construcciones de la historia de Tapia. Y tuvo que ser, claro, Fernando Casariego, quien en 1865 pusiera fin con el levantamiento de este paredón, a las continuas invasiones de toneladas de arena que, desde el mar, llegaron a ser el mayor de los problemas de la villa desde bien antiguo. No pocas disputas y pendencias tuvieron lugar en el pueblo cuando algún tapiego limpiaba las inmediaciones de su casa, esparciendo la arena a la del vecino.

El Murallón en el recuerdo

Tapia de Casariego, según Ramón Santamarina, “novia del aire”, o “cuartel general del aire”, como decía Manolo “Galano”, se veía invadida, a veces hasta medio embozada, en un arenal que llegaba hasta el barrio de San Martín. El aire y el viento permanecen desde siempre, no así la necesidad de mantener esta muralla que tras los continuos embates del mar, quedó destruida a mitad de 1970. La posterior cesión pública de la hondonada que lo custodiaba, y la habilitación que desde el año 2000 conocemos como Playa del Murallón, es el feliz resultado final.

Sólo quedan en pie, semidestruídos, apenas dos lienzos en sus dos extremos sin que nadie haya llegado a considerar el valor histórico que representan y lo desgraciada que sería la destrucción total y definitiva de esta muralla que en algunos tramos llegó a tener hasta ocho metros de profundidad. Es por ello que bastaría con reparar hasta su cresta (apenas 4 metros cuadrados de mampostería), de su lado occidental, mucho más sólido, colocando una placa de piedra que recordase con cuatro frases el significado histórico de dicha muralla.

Se trataría, a día de hoy, y antes de que sea irreparable, de una obra municipal que tendría un coste minúsculo. Recuérdese además, que desde su inauguración el citado año de 1865, el Ayuntamiento de Tapia de Casariego está obligado a su conservación y reparación.

Es curioso, pero el Consistorio tapiego no dudó en colocar la placa que acreditaba la inauguración de la Playa del Murallón en agosto de 2000 donde constaba el mombre de su inaugurador, el entonces ministro Jaime Matas, con un bagaje político tan dilatado como vacío de honradez. Tanto así, que tras ser juzgado por 12 gravísimos delitos, resultó condenado y encarcelado.

En este caso y por sonrojo, el Ayuntamiento tapiego por orden de su entonces alcalde Enrique Castelao, sí actuó raudo y veloz (año 2018), arrancando con nocturnidad la placa y el nombre de tan desgraciado político. De placas va la cosa.

Compartir el artículo

stats