Brisas de Cudillero

Cincuenta años, toda una vida

Medio siglo en el cargo de cronista oficial de Cudillero

Escribo estas líneas, a bote pronto, cuando en el reloj de torre de las Consistoriales suenan las doce campanadas precedidas de la entrañable melodía "pixueta" del Perlindango, anunciando que ya es 20 de febrero de 2024. Y mi mente se retrotrae a medio siglo antes cuando, a mis 22 años, la Corporación Municipal en sesión plenaria acordó nombrarme Cronista Oficial del Concejo. "Visto el expediente tramitado al efecto –dice el texto reflejado en el acta– y de conformidad con cuantos antecedentes constan en el mismo, y por considerarlo procedente, se acuerda por unanimidad designar como ‘Cronista Oficial de Cudillero y su Concejo’ a D. Juan Luis Álvarez del Busto, en cuyo título y cometido le serán guardadas las consideraciones propias de los mismos".

Y a uno, que ya se está haciendo mayor, le vienen a su mente recuerdos entrañables e imborrables de toda una vida dedicada en gran parte –la familia es lo primero– a Cudillero, sin pedir nada a cambio, porque siempre entendí, y así lo asumí, que se trataba de una herencia genética imposible de poder desatenderla. Vamos, como se suele decir ahora, "pasar de ella".

Ya comenté en más de una ocasión cómo surgió esa complicidad con Cudillero que, para no ser reiterativo, resumo en una frase: la clave fue mi abuela Elvira Bravo Fernández-Ahúja.

Si bien es cierto que antes del acuerdo corporativo ya me ocupaba a través de los medios de comunicación de informar sobre el acontecer cudillerense en todos sus ámbitos (sociales, culturales, históricos, etc.), el nombramiento en cuestión me obligó a esforzarme aún más si cabe. Y, modestamente, creo que algo conseguí. Por otra parte, gracias a ello y a mis distintas ocupaciones culturales, conocí a grandes escritores, periodistas, artistas que desfilaron, y desfilan, por Cudillero, y aprendí mucho de lo que sé.

El caso es que aquí continúo, vivo y vibrante, aunque menos, que los años pasan y pesan, pero dispuesto a seguir promocionando, a nivel nacional y más, mi pueblo de nacimiento y de corazón. Máxime tras el sencillo, entrañable y emotivo homenaje del que fui objeto el pasado sábado día 17, iniciativa que partió del Ayuntamiento que preside el incansable "pixueto" Carlos Valle Ondina. Muchas gracias por ello. A él y a los anteriores alcaldes, que en todo momento respaldaron y respetaron mi actividad como cronista oficial del concejo.

Y nada más. Tras el homenaje, tenía que escribir estas líneas y hacerlas públicas ya. Luego, serán el colofón de mi próximo libro "Lo escrito, escrito está", que recogerá una selección de lo escrito a lo largo de estos cincuenta años de mi vida, bien publicado –la mayoría– o leído. Que así sea.

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