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Con vistas al Naranco

Jáuregui: Desde "El país de nunca jamás" al sereno que "seremos"

Sobre los "años de plomo" que no deberíamos nunca olvidar

Eloína y yo habíamos participado en una manifestación por el casco antiguo de San Sebastián contra el secuestro de un ingeniero. Con nosotros iban nuestros hijos con sendos lazos azules prendidos de sus veraniegas prendas. Luego, los chavales, que no se habían querido desprender del símbolo exigente de Paz y Libertad, se toparon con otro grupo de supuestos familiares de presos etarras que les dirigieron miradas amenazantes, sostenidas estoicamente. Bien sabíamos que, entre aquellas gentes mal encaradas, podían estar los próximos al asesinato de mi admirado Enrique Casas. Luego tuvimos ocasión de saludar al ovetense Enrique Nieto, a Gregorio Ordóñez y a Fernando Múgica, poco antes de que les acribillaran. De regreso a Oviedo, uno de mis hijos me pidió le ayudara a desplegar un cartel de Eduardo Chillida que le había regalado un tal Ramón Jáuregui, del que apenas había oído antes. Me emocioné y en la pared del joven estudiante siguió pegado hasta su emancipación.

Ramón es un lujo socialista, un emblema de la esperanza de aquellos tiempos y lo sigue siendo ahora con la democracia asentada en toda España y ya significativamente en el País Vasco.

Cuando Ramón peregrinaba por la piel de toro pregonando una nueva política, traducida ahora en el libro "El país que seremos" (Ediciones Turpial. Prólogo de Joaquín Almunia), me presentó en el Auditorio ovetense como el Alcalde sobrio que sin duda fui, pero me ruboricé pensando para mis adentros que mis méritos, de ser tales, no podían compararse con quien asumió la presidencia del Ayuntamiento donostiarra en la heroica gestora de circunstancias de ¡1977!

Un tipo, cuya calma y clarividencia te une como nadie a las raíces históricas del socialismo democrático.

Todo lo que está sucediendo es muy complejo pero Ramón es de los dotados de una brújula que no fallará, incluso con el cierto desenfoque de tantos.

Mis hijos salían apenas del polisémico "país de nunca jamás" de Peter Pan, el personaje ficticio de James Matthew Barrie, mientras su padre sigue en "el país que seremos", versión realista, práctica, sugerente y pragmática de Ramón Jáuregui.

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