La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La esquina

Cuentas gemelas

Gijón y Oviedo se unen en las pérdidas de dos conciertos y una ópera

E1 mundo de la política regional, sea estatal, autonómica o municipal, ofrece sorpresas, como la vida, que dice la canción ya clásica. La sorpresa del día puede ser que los municipios de Gijón y Oviedo van juntos a la hora de anotar gastos en espectáculos que se consideran estratégicos para ambas ciudades. Cerca de medio millón han gastado, o invertido, depende de dónde venga la calificación, Gijón, en los conciertos del verano que dejaron menos taquillaje del previsto, y en Oviedo, donde la última representación de ópera, "gran espectáculo, pero muy caro", en palabras del propio alcalde, Wenceslao López. Cada ciudad tiene lo suyo por lo que se va viendo cuando se conocen las cuentas de los grandes espectáculos. Asturias ha gastado, o invertido según de dónde vengan las explicaciones, casi un millón de euros en tres espectáculos sin duda de alto rango, pero a los que han llegado unos pocos miles de ciudadanos. La nueva política ya tiene margen para la maniobra del debate, ese debate que nunca se abre porque hay cuestiones que mejor no tocar, no se sea que se toquen y que sirvan para que algunos salgan escaldados, como ha quedado patente en hechos recientes ocurridos en las cercanías de Gijón. Lo que parece claro a la vista de las circunstancias que se van viendo, según avanzan las semanas y la gestiones municipales de los nuevos y no tan nuevos, es que hay cosas a las que es muy difícil meterles mano. Nadie se imagina un gobierno gijonés opuesto a la noche de los fuegos. La buscada polémica alrededor del Festival Aéreo de Gijón, celebrado hace nada, quedó en eso, en nada. Casi doscientos cincuenta mil espectadores son demasiadas razones como para asegurar que la ciudad está en contra de los vuelos de aviones, sean de combate o de colosales exhibiciones aéreas. Las cuentas de los grandes espectáculos son, como algunas fincas, manifiestamente mejorables. El camino no es otro que el equilibrio contable. ¿O no?

Compartir el artículo

stats