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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Árbitros y energúmenos

Durante años me tocó seguir partidos de fútbol base por razones paterno-filiales, y he de reconocer lo energúmenos e iracundos que llegamos a ser los padres. Cuando el chaval tiene 6 años todos nos jactamos de haber criado un Maradona en el pasillo de casa. Pasa el tiempo y nos desengañamos: el chico no da una patada a un bote y entonces descargamos nuestra frustración sobre el lomo del pobre árbitro, el único actor futbolístico que se pasa el partido corriendo, en permanente huida de las acometidas furiosas de la grada. Decía Galeano que el árbitro es arbitrario por definición y que su trabajo consiste en hacerse odiar. No estoy de acuerdo: Zaira Moro, la niña gijonesa de 14 años que pita partidos de alevines y que fue sometida a intolerables vejaciones verbales por un energúmeno, merece un monumento. Al otro, al orangután, habría que aplicarle la ley Antiviolencia.

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