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No sin mi depósito o depósitos al 0%

Desde comienzo de año no hay semana que no escuche la misma frase, "los depósitos no dan nada", en el bus, en el supermercado, en un taxi. Sinceramente creo que me estoy empezando a obsesionar o simplemente el hábito que hace al monje atrae estos comentarios.

Infinidad de inversores me trasladan a diario su malestar ante el actual panorama de tipos de interés, contrariados me preguntan qué sucede y qué explicación tiene. Si me lo permiten, me gustaría echar la vista atrás para dotar de cierto empaque a la explicación. Desde el inicio de la archiconocida crisis financiera (Lehman Brothers, hipotecas subprime, etc...) allá por el 2008 comenzó la denominada guerra del pasivo, ciclo de aproximadamente un lustro dominado por los altos tipos de interés pagados por los depósitos bancarios. Era habitual que algún conocido o familiar tuviera depósitos con rentabilidades por encima del 4% a un año "sin riesgo". A mi juicio esto contradice el binomio rentabilidad-riesgo, norma financiera en la cual siempre, y repito, siempre, debe cumplirse la máxima de "a mayor rentabilidad mayor riesgo" y viceversa. Los depósitos no tienen el mismo riesgo que la Bolsa, estamos de acuerdo, pero sigue habiendo riesgo, bajo, pero lo hay. Puede quebrar el banco, incluso el Estado español o si me apuran el FGD (Fondo de Garantía de Depósitos -el ángel de la guarda de los 100.000 euros por cuenta), pero lo que no es sostenible, financieramente hablando, es el alto tipo de interés abonado por los depósitos durante la crisis. La razón se explica por la elevada incertidumbre que atravesaba España ante una posible salida del euro con la prima de riesgo cotizando en máximos históricos. Bajo este escenario de riesgo no es de extrañar que todos los inversores exigiéramos mayor rentabilidad a todo tipo de activos. La situación hoy es bien distinta, las medidas de estímulo por parte del Banco Central Europeo parecen estar incentivando el empleo, los datos macroeconómicos y los resultados empresariales. Muy sencillo, había más riesgo entonces del que hay hoy.

Para hacernos una idea, el tipo que aplica el BCE es el suelo de los depósitos y asumiendo que actualmente está en terreno negativo no podemos hacer más que presagiar una irremediable caída de la rentabilidad del depósito de mi tía Juana. Por tanto, mi tía deberá asumir que ese depósito que antes pagaba un 4% sin preocupaciones, pagará cada vez menos y se acercará a cero.

En España el inversor conservador destina aproximadamente el 47% de su ahorro a plazos fijos mientras que Europa se sitúa en el 33% y en USA el 15%. Ante esta situación no es de extrañar que España se encuentre a la cabeza europea de la inversión en activos de bajo riesgo. En consecuencia se está produciendo un cambio de mentalidad en el inversor español que está provocando un trasvase de su ahorro en depósitos hacia la inversión en fondos. Para cuantificar este fenómeno, según datos de Inverco, el patrimonio en fondos de inversión en España se sitúa en 362.700 millones de euros. Si esto les parece mucho, en depósitos la cifra asciende a 842.000 millones de euros. Por tanto, me hago cargo de la preocupación actual del ahorrador por los bajos tipos de interés.

A nivel regional podemos sacar pecho, al situarse Asturias en el top 10 de las provincias con mayor inversión y ahorro de España. Concretamente 24.000 millones de euros están invertidos en depósitos y 4.000 en fondos de inversión. No es un mal dato, especialmente para una provincia con un millón de habitantes. Quizá el destino natural de ese trasvase de depósitos hacia fondos de inversión sean fondos conservadores, fondos mixtos o fondos de rentas. Estos últimos, muy en auge actualmente, por su capacidad de pagar dividendos periódicamente.

Diariamente me encuentro con inversores que creen tener sus ahorros invertidos en el depósito "de siempre" pero la realidad es bien distinta, volvemos a los errores del pasado. Por desgracia en la sociedad actual la formación financiera ocupa los puestos residuales en la escala educacional y por ello basamos nuestras decisiones en la rama sentimental y no en la racional. Nos dejamos llevar por la confianza y en muchos casos nos sale rana, por ello invito a todos los inversores a que lean, se informen y estudien sobre los activos financieros que tienen en cartera. Es importante recordar que el objetivo del inversor conservador no es el pelotazo a corto plazo, es sumar rentabilidad año a año preservando capital y asumiendo el mínimo riesgo posible. Mi recomendación es que no asuman más riesgos de los necesarios por buscar mayor retorno y no inviertan en aquello que no entienden. Asuman un perfil de riesgo y un ratio de insomnio que les permita dormir plácidamente por las noches. El 4% de hoy no es el 4% de antaño y los riesgos inherentes a éste tampoco lo son. Por ello la opción más racional sería reducir la barrera psicológica de la rentabilidad y no aumentar la barrera financiera del riesgo.

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