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El cormorán

Javier Morán

Avenida para Palacio

Creemos, y con cierto fundamento, que el alcalde José Manuel Palacio se merece, más que una calle -y menos la de La Merced-, una avenida en toda regla, pues a él se debe haber puesto las bases de la ciudad que después aprovechó el siguiente alcalde, Vicente Alberto Álvarez Areces, que no le reconoció nunca ni una línea a su antecesor, pues el mundo se había originado con él. Es más, los socialistas practicaron la "damnatio memoriae", la destrucción de su huella, en el más puro estilo estalinista. Sin embargo, la historia ha sido tan justa como sarcástica con el PSOE, es decir, que Palacio puso principalmente las bases urbanísticas de la ciudad con Ramón Fernández-Rañada, un gran profesional y una de las cabezas privilegiadas de Asturias, pero justo cuando el Ayuntamiento le echó de mala manera comenzó la destrucción total, con sendas anulaciones del "Plan Teixidó", y del "Plan Sanjurjo". Este último fue un verdadero desastre producto de un socialista que hizo veraz el Principio de Peter. Nunca el urbanismo de Gijón había caído tan bajo, ni Sanjurjo había ascendido tanto en su competencia. Por tanto, esperamos una avenida para Palacio y al PSOE de rodillas cuando se descubra la placa correspondiente. ¿Y dónde tenemos una avenida? Adviértase que la denominación de avenida no es caprichosa, sino que designa, entre otras cosas, las vías de entrada a las ciudades. Y eso es lo que habrá en el futuro plan de vías y estaciones. Por tanto, a la diosa Ocasión la pintan calva. Además, nadie tendrá que perpetrar el disparate de eliminar una calle del callejero viejo de la Villa y Puerto.

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