Gaspar Llamazares lo veía venir desde hace meses e incluso años y por eso decidió dejar Madrid, el Congreso de los Diputados, y refugiarse en la política asturiana. Izquierda Unida llevaba demasiado tiempo jugando con fuego, de crisis interna en crisis interna y con falta de liderazgo, hasta que el previsible fracaso se hizo realidad el pasado 20 de diciembre. Que no es la primera vez que la coalición de izquierda sufre un grave traspié en unos comicios, pero también es verdad que nunca como hasta ahora había habido una fuerza política de sus mismas características, Podemos, preparada para recoger los votos de la formación ideada y puesta en marcha a mediados de los años ochenta del pasado siglo por el asturiano Gerardo Iglesias, en aquel tiempo secretario del Partido Comunista de España, cargo en el que había sustituido a Santiago Carrillo.
Anda Alberto Garzón (el aparentemente hombre fuerte de IU en Madrid) estrujándose la cabeza en busca de alguna solución que le permita reflotar a su partido para que no acabe devorado por la formación que lidera Pablo Iglesias. Complicada tarea que preocupa, y mucho, a los dirigentes asturianos de la coalición, porque esta región es una de las pocas en las que IU mantiene una presencia significativa, con, incluso, un grupo parlamentario propio en la Junta General, aunque el 20-D fracasara en su intento de renovar su escaño en el Congreso.
IU de Asturias -al menos un sector mayoritario- teme que Garzón vuelva a intentar un acercamiento a Podemos y ceda ante las exigencias del partido morado, lo que les dejaría a los responsables regionales de la coalición, y también a algunos locales, en una muy difícil situación política. Tanto los diputados autonómicos de IU como determinados concejales, sobre todo los de Oviedo, están sufriendo el acoso constante de Podemos con el claro objetivo de intentar doblegarlos para acabar ocupando su espacio. La estrategia con IU de los representantes de la formación morada en Asturias no ofrece dudas. Las fricciones constantes en el Ayuntamiento ovetense, en donde teóricamente son socios, son el más claro ejemplo.