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Billete de vuelta

Francisco García

Okinawa en El Molinón

El Sporting pensó que la Hacienda pública le iba a condonar parte de la deuda por amor al arte; y nanay de la China, por mucho que el club rojiblanco recurriera, para aplacar al Fisco, a una escultura de Dalí que lleva por título "Dios solar emergiendo de las aguas de Okinawa". No tragó el Tribunal Supremo con el arte de birlibirloque, que Hacienda sólo estima dinero contante y sonante. De manera que para la gestión jurídica del club, un cero como el rosco de la bandera de Japón.

La batalla de Okinawa fue una de las operaciones más cruentas de la Segunda Guerra Mundial, el mayor asalto anfibio en el teatro de operaciones del Pacífico. Se combatió durante 82 días, que es más o menos el tiempo que le queda al Sporting para salvar la soldada si no quiere entregar las armas antes de tiempo y firmar el armisticio.

El domingo tiene el cuadro rojiblanco una dura batalla ante el Granada, una última bala en la recámara, un solo disparo de cañón. No hay japoneses en el cuadro nazarí, que parece una brigada de "cascos azules", a la vista de la extensa nómina de nacionalidades que figuran en el expediente de la plantilla andaluza. Debería aleccionar el comandante Rubi a su tropa por tierra y mar, pero sobre todo para defender con solvencia los ataques desde el aire, donde el Sporting pierde la cabeza.

En Okinawa, las fuerzas estadounidenses sufrieron la más alta tasa de bajas de la guerra por fatiga de combate, con 20.000 soldados retirados debido a crisis nerviosas. Así tiene el Sporting a su sufrida afición: de los nervios y fatigada. Y con ojos dalinianos que se le van a salir de las órbitas.

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