No le falta razón a la edil popular Sofía Cosmen cuando dice que "en Gijón hay que tirar por Gijón". Cualquiera que sea la filiación política de los ocupantes de los escaños del salón de plenos, la coincidencia debe ser unánime cuando se ventila un asunto que supone un claro beneficio para la ciudad y el común de los gijoneses. Es el caso de la implantación en el campus local tanto del grado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte como de los nuevos estudios de Ingeniería de Organización Industrial. Por ambos estudios apuesta Gijón y ambos dormitan en un limbo del que volarán a otros lares si partidos políticos, organizaciones empresariales, colectivos vecinales y agentes sociales de esta ciudad no levantan la voz al unísono.
Cuestión diferente es la esgrima política, deporte que en Gijón consiste en disponer de un imaginario florete en la mano diestra -o siniestra- de güelfos y gibelinos, papel que en el teatrillo de esta ciudad suelen representar populares y foristas, que ayer se enzarzaron a cuenta del grado universitario de nuevo cuño deportivo, que también ansía Mieres.
Que Mercedes Fernández apoye públicamente la candidatura mierense es su problema (y de su gente en Gijón, que es la que ha de aguantar en casa el chaparrón); que Couto se lo recrimine, alberga toda la lógica; y que Medina sacuda a Couto a continuación debe interpretarse como el parapeto defensivo de la guardia pretoriana de Cherines. Es una pena que tirios y troyanos se detesten, siendo como son cuña de la misma madera. Tal vez de ahí también su permanente empeño en darse leña y sacudirse estopa.
