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Alberto Menéndez

Periodista y presidente imperecedero

Periodista todoterreno y presidente de periodistas, José Antonio Rodríguez Fernández-Bron se fue sin perder la sonrisa y el ánimo. Era consciente de su deteriorado estado de salud, pero así y todo no estaba dispuesto a tirar la toalla sin luchar. Y lo hizo hasta el final, quedándose a las puertas del objetivo de la jubilación que se había marcado. "Ya vale, después de tantos años trabajando, creo que me la he merecido". Era lo que pensaba y lo que decía menos de 24 horas antes de fallecer.

Un buen periodista es aquel que destaca por su curiosidad, por su ansia de saber. Bron no perdió nunca ese interés por la información. Nunca. Hasta el último momento siguió estando al tanto de todo lo que sucedía a su alrededor. "¡Qué buenos tiempos para el periodismo!", argumentaba el pasado jueves, eso sí, en un murmullo apenas audible, a la vez que daba sus opiniones sobre los cambios de Gobierno, de ministros y, cómo no, también de seleccionadores de fútbol. Porque a Bron le interesaba todo lo que fuera noticia. El periódico, "y de papel", era su principal fuente de información. Allí, encima de la mesita de noche del hospital estaba el diario, LA NUEVA ESPAÑA, al que dirigía la vista como una especie de ratificación de sus pareceres.

La profesión periodística asturiana estará siempre en deuda con José Antonio Bron. Si no llega a ser por su trabajo, por su constancia, por su amor a la comunicación y, también, por qué no destacarlo, por su propia forma desprendida de ser, la Asociación de la Prensa de Oviedo (APO) quizás hubiera desaparecido. Y no sólo permaneció viva, sino que, incluso, salió fortalecida tras sus mandatos, con una labor social cada vez más relevante. Pero no sólo le deben mucho los periodistas de la capital del Principado, sino también los de Gijón y Avilés, ya que gracias a su manera de entender el oficio y olvidándose de los localismos tan habituales y perjudiciales para Asturias, abrió las puertas de la APO y de su directiva a los compañeros gijoneses y avilesinos que habían visto desaparecer sus asociaciones. Permaneció 19 años de presidente de los periodistas, lo que, se mire como se mire, es algo sorprendente, excepcional en una profesión tan especial, tan complicada de entender y de interpretar como ésta.

Para alguien que comenzó a trabajar a la vez que él en un periódico (Bron en "La Voz de Asturias", yo en "Región") y luego permaneció a su lado durante 27 años en diversas directivas de la Asociación de la Prensa de Oviedo resulta muy pero que muy difícil resumir en un texto tan breve como éste lo que siente tras la muerte de un compañero tan grande en todos los sentidos como José Antonio Bron.

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