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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Suicidios pactados

Seguramente a algunas personas de firmes y profundas convicciones les parecerá reprobable, pero en ocasiones el suicidio pactado de una pareja revela un acto conmovedor de amor. Tal parece el caso del matrimonio octogenario que la pasada semana acabó con su vida en una vivienda de Ceares. Primero, él acabó con la vida de ella tras un disparo, y después él se arrancó la suya de igual manera. Querían seguir juntos y no ser una carga para nadie, por lo que decidieron marcharse de la mano, tras apretar dos veces el gatillo de una pistola de fabricación casera, según revela la investigación.

Dicen los psicólogos que este tipo de muertes va a ser cada vez más frecuente, que la soledad y el abandono resultan tan insoportables a las personas de edad como saberse un estorbo lleno de achaques para sus hijos. Hay parejas venerables que han compartido juntas más de media vida que en el umbral de la desembocadura del río de la vida en el mar del silencio definitivo no saben ya vivir el uno sin el otro. En la mayoría de los casos, uno de los dos se encuentra gravemente impedido y el otro no guarda ya fuerzas suficientes para tan pesada carga. Y ambos acuerdan asumir la valentía de que uno de ellos ponga fin a la existencia de los dos.

No habría por tanto que confundir estas muertes violentas con violencia de género, pues es tal vez el amor supremo, tal vez mal entendido o equivocado, el que conduce a estas muertes, no el odio, el rencor o las posiciones de poder. No justifico este tipo de final para la vida de dos personas, ni las justifico, pero las entiendo. Y las visualizo en el último instante de dos mayores, un hombre y un mujer, abrazados y con lágrimas en los ojos, antes de que suene la detonación.

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