Se mire como se mire y argumenten lo que argumenten los dirigentes del Partido Popular, lo cierto es que el número de inscritos para participar en la votación para la elección del próximo líder de esta organización es baja, muy baja, incluso ridícula si realmente el PP cuenta con más de 800.000 militantes como se asegura desde la sede nacional de la formación. Que sólo se hayan apuntado para votar menos de 70.000 afiliados en toda España da para pensar, y mal.
En Asturias ya se sospechaba que algo hinchadas estaban las listas de militantes cuando con ocasión de los comicios internos regionales de marzo del pasado año se apuntaron al proceso alrededor de 2.000 personas, de un total de afiliados en el Principado cercano, siempre según el partido, a los 19.000. Al final acabaron depositando su sufragio 1.536 partidarios de Mercedes Fernández por 189 de su rival, Carmen Maniega. Hubo, además, quince papeletas en blanco y ocho nulas.
El congreso extraordinario del PP para encontrar sustituto a Mariano Rajoy no llega, ni mucho menos, en un buen momento para la organización asturiana. Lo hace justo cuando la presidenta de los populares de la región, Mercedes Fernández, había puesto las bases para intentar estabilizar la formación en municipios tan relevantes como Gijón y Avilés, después de largas y profundas crisis internas; y cuando Francisco Álvarez-Cascos pretende recuperar parte de los votos perdidos por Foro con la figura de la actual alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, como candidata a la Presidencia del Gobierno autonómico.
Se declara Mercedes Fernández neutral en la pugna de las primarias en el PP. Es lo que, de acuerdo a lo políticamente correcto, toca decir en este momento. Pero lo cierto es que a la líder regional de los conservadores lo que le interesa es que la sustituta de Mariano Rajoy sea María Dolores de Cospedal, su gran valedora en Madrid en los últimos años. Y, claro, sus adversarios en la comunidad autónoma, caso del presidente de la junta local de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo, pues apuestan por alguno de los otros aspirantes al liderazgo popular; en el caso del exalcalde de Oviedo, probablemente, Pablo Casado.
Como se está viendo en el proceso congresual, el PP es un partido con muchos y hondos frentes internos abiertos. Habrá que ver cómo se trasladan estas tensiones, que seguro que irán a más a medida que se acerque el cónclave popular, a las diversas estructuras territoriales de la formación.
