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Pánico y a rezar

La etapa de hoy en Roubiax estará marcada por 22 kilómetros de pavés, los temidos adoquines

La llegada hoy a Roubaix estaba siendo muy temida desde que se presentó el Tour con esos 22 kilómetros de adoquines -pavés- que para muchos corredores, especialmente los escaladores, puede ser el entierro de aspiraciones. Por eso desde que el Tour se inició la mente, tras estas primeras nueve jornadas de llano, la tenían puesta en esta trascendental jornada.

Dominar el pánico es una de las tareas más difíciles para un ciclista de poco peso ante los adoquines porque, además de no dominarlos, sabes que cualquier tropiezo o avería puede ser mortal. El motivo es que las ayudas mecánicas e incluso de compañeros se hace muy difícil. En este Tour ya hemos visto como los percances les llegan a todos, incluidos entre otros los Dumoulin, Froome, Nairo Quintana, Pozzovivo, Zakarin o Landa. De ahí que ante esta jornada a muchos les toca rezar para no tener mala suerte. Y habrá que rezar mucho más si aparece la lluvia porque sería como atravesar una pista de patinaje.

En tramos, donde encima suele soplar viento, el peligro de un corte acecha en cada momento, como ya se vio el otro día para Nairo, Urán, Dani Martín y Zakarin. Y si encima es con pavés, la tarea se complica aún más. Lo que es evidente es que equipos con líderes como Dumoulin, Froome, Van Avermaet, Porte o Alan Philippe, con compañeros muy especialistas en rodar en pavés, buscarán desatar una gran batalla porque saben que en esa trampa pueden caer unos escaladores que luego en Alpes y Pirineos se tomarían la revancha.

Para algunos escaladores aspirantes a ganar la ronda francesa la etapa del pavés se considera como jugarse medio Tour, porque allí se puede perder hasta el apellido con poco que no te acompañe la suerte. Así que los nervios entre los jefes de filas van a estar al orden del día y cuando esto sucede también aparecen las caídas y averías porque todo el mundo quiere estar adelante, arropado por sus compañeros. Pero la carretera tiene su pequeño ancho donde entran pocos corredores y suelen meterse los más hábiles y algunos que arriesgan demasiado. Y esto es lo que provoca caídas importantes y descomunales cortes. A ver quién se salva.

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