La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

230424LNE ANGEL GONZALEZ 173522080

Atavismos

En la inclemente persecución del lobo hay como un aire frío que viene de muy lejos en el tiempo, una inquina ancestral que está más allá de los daños que causa al ganado. En un tiempo remoto los canes se entregaron al servicio del hombre, hasta volverse arma de defensa suya y colaborador en el ataque a otras especies, por medio de la caza: el escudero del llamado "rey de la creación". Sólo una especie, la que luego se llamaría "Canis lupus", se rebeló frente a ese destino, y desde entonces atraviesa la historia no muy lejos del hombre, pero huyendo, escondiéndose y sobreviviendo a duras penas sólo en algunos territorios. ¿Hay un despecho en nuestra especie por aquella negativa del lobo a entregarse, como el ángel que rechaza someterse a las leyes de su creador, y desde entonces pena su condición de ángel rebelde? La tradicional asociación del lobo con el demonio alimenta esta sospecha.

Compartir el artículo

stats