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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La UEFA descubre la pólvora

¡Oh Dios mío! En la UEFA hay vida inteligente. Así queda demostrado después de escuchar a Aleksander Ceferin, su máximo responsable, decir que hay algunos -¿solo algunos?- agentes de futbolistas que tienen una influencia tremenda en -pocos parecen- algunos clubes. Considera el dirigente que habría que meter mano a este asunto, pero que irá para largo porque será complicado poner orden en el proceloso mundo de los comisionistas.

Así que todos tranquilos, porque da la impresión de que se cambiará (si realmente se pasa de las palabras a la acción) todo para que todo siga igual. Es tranquilizador que a estas alturas la UEFA descubra que hay agentes -en algunos casos convertidos en auténticas multinacionales- que prácticamente tienen las llaves de los clubes, que entran por sus oficinas como si fuera el salón de su casa y que hacen y deshacen con la complicidad de dirigentes y responsables deportivos de los equipos.

Y todo ello a cambio de una espléndida soldada. Eso sí, siempre proporcional al montante de la operación (o no). En este mundo del fútbol, como del cerdo, se aprovecha todo: hasta el tuétano de jugadores en edad infantil. Quizás en el siguiente chispazo de vida inteligente en la UEFA, el organismo adalid de la transparencia, las cuentas claras y demás, entre de cabeza en asuntos como este.

Lo que llama la atención es que Ceferin reflexionara sobre el poder de los representantes analizando lo ocurrido en el fútbol belga con las apuestas ilegales, todo un escándalo para el pope de la UEFA. Pero de que los clubes de sus asociados lleven publicidad de casas de apuestas en las camisetas en las competiciones domésticas, ni una palabra. Ceferin habrá descubierto la pólvora, pero sólo una parte de la fórmula.

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