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Rock y teología

Los grupos musicales integrados por sacerdotes y las canciones como instrumento para hacer ver a los jóvenes esa fuerza que los eleva hacia lo más alto, al cielo, a la infinitud, a la eternidad

LA NUEVA ESPAÑA ha publicado la entrevista que Fernando de Lama hizo a Josele Santiago, líder de una de las bandas más importantes del rock español, "Los enemigos". En 1990, editaron un disco que llevaba por título "La vida mata".

Las referencias religiosas son abundantes en las canciones que lo componen: "El gran calambre final", "El fraile y yo", "Ouija", "El jergón", "Septiembre" o "Miedo". Los "riffs" de "La torre de Babel" y "El gran calambre final" provienen de lecturas de la Biblia, en particular del Génesis y del Apocalipsis. Y puede que también los de "Yo no quiero ser feliz".

No es extraño, pues, que, en la entrevista, Fernando de Lama pregunte a Josele Santiago por la religiosidad de sus letras, y mencione, junto a las de "La vida mata", estas otras: "Mesías aniquilador", "El ángel" y "Saeta". El cantante responde: "Forma parte de mi cultura y de la de todos nosotros ? Pero no es una obsesión. Dios es un interesantísimo personaje secundario al que recurrir, pero no hablo de religión".

Mas sí, sí habla de religión, y Dios no es un segundón, sino que aparece transversalmente en su repertorio como Aquel al que sólo cabe dirigirse por medio de preguntas acerca del sufrimiento, la soledad o la muerte. Para Josele, Dios es el Silencioso y, permítase el oxímoron, el Presencialmente Ausente. Aunque declare que "la religión no es uno de mis temas". En los Estados Unidos, David E. Nantais, director de la formación de adultos en The University Detroit Jesuit High School and Academy, ha publicado un libro que lleva por título "Rock-a My Soul", en el que intenta mostrar cómo el rocanrol, tradicionalmente considerado como peligroso para la fe, puede sostener y nutrir la vida espiritual de los amantes del género y llevarlos a Dios.

Mientras que, en la Universidad de Fordham, en Nueva York, también de los jesuitas, el profesor asociado de Religión, Tom Beaudoin, ha editado un libro que apunta en la misma dirección que el de Nantais: "Secular Music and Sacred Theology". Beaudoin, además, tocó como bajista en varias bandas norteamericanas. Al igual que el ex abad primado de los benedictinos, Notker Wolf, que es guitarrista del grupo de rock "Feedback". No se quita el hábito monástico ni siquiera cuando actúa sobre un escenario.

Pero, en esto, España no se queda atrás. Hay varios curas rockeros: el Padre Jony, de Tortosa, que, con melena, chupa negra y clergyman, ha creado el que denominan "rock profético"; o Vicente Esplugues, de Madrid, un apasionado del heavy, que dirige, en Radio Nacional de España, el programa "La sotana metálica"; o Jesús Javier Mora, Alberto Raposo y Julio Alejandre, de Alcalá de Henares, que han formado, junto a cinco seglares (Daniel Gómez de la Vega, José Cortés, Alejandro de Dios, Pedro Martínez e Ignacio Ortiz) el grupo "La voz del desierto".

Por otra parte, en 2013, en una de las asambleas plenarias del Pontificio Consejo de la Cultura, los cardenales y obispos que pertenecían por entonces a ese dicasterio de la Curia Romana, asistieron, en el salón de actos de la Universidad Lumsa de Roma, al concierto ofrecido por el grupo católico de rock "The Sun".

Existe una foto entrañable del bajista, Matteo Reghelin, con sus rubias rastas, saludando a Benedicto XVI. Fue la última audiencia concedida por el Papa antes de su renuncia.

Y después de ese encuentro, de tanta significación para la banda, su líder, Francesco Lorenzi, publicó un libro, que es su autobiografía, titulado "La strada del sole". Ha sido traducido al español como "El camino del sol". En él, narra su conversión religiosa y hace ver, sobre todo a los jóvenes, que el rock, cuando no es satánico, tiene fuerza para elevar a sus fans hacia lo más alto, al cielo, a la infinitud, a la eternidad.

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