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Sol y sombra

Ayunos a la carta

Del detox de Torra a la huelga de hambre - de Jordi Turull

Si no fuera porque los dietistas, nutricionistas o como se llamen, aconsejan comer cinco veces al día, yo mismo estaría dispuesto a asumir el detox de 48 horas de Torra para ver si aligero algo de peso. Ayunar en Montserrat debe de ser, además, una experiencia total. Aunque, probablemente, sea todavía mucho más enriquecedor y cómodo no hacerlo en Waterloo como Puigdemont, que es quien ha ordenado el ayuno independentista sin apuntarse a él.

Jamás se me ocurriría, sin embargo, lo de Jordi Turull, que lleva catorce días sin comer y ayer ingresó en la enfermería del penal de Lledoners por "indicación facultativa", aunque afortunadamente se encuentra estable según las noticias. Catorce días de huelga de hambre son una barbaridad. Hay que entender, sin embargo, que estando en la cárcel se llevan de mejor manera que fuera de ella.

El verdadero mérito no está en poner en riesgo la salud sino en la fuerza de voluntad de Torra de sortear durante 48 horas los compromisos de una presidencia por estas fechas, que conllevan desayunos, convites, comidas y cenas. Por sus especiales características no ayudan a las limpiezas de organismo. Minusvalorar el esfuerzo del Presidente, en unas circunstancias así, son ganas de hacer de menos el propio procés y su sentido oportunista del victimismo.

Volviendo a la gravedad del asunto, el problema es que las "pacíficas huelgas de hambre" alternadas con la movilización callejera de los CDR traen violencia. Una de los prolongados ayunos que practicó el etarra De Juana Chaos volvió a despertar la aerofagia de la banda terrorista con una bomba en la T4 de Barajas que interrumpió el proceso de paz.

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