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LNE FRANCISO GARCIA

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La primera vez en la historia de la Copa que hay que recurrir al videoarbitraje y le tuvo que tocar la china al Sporting

Tiene bemoles que la primera intervención del VAR en la historia de la Copa del Rey afecte al Sporting, club histórico que se subió a las barbas de un Valencia al que discutió el dominio de la bola durante muchos minutos y al que incluso llegó a bailar en algunos lances, en medio de los olés del respetable.

La cosa ocurrió así: Undiano, mal situado, interrumpió un balón que quedó gratis a los pies valencianistas. Parejo, diapasón y mariscal de campo, un jugador por el que merece la pena pagar la entrada, lanzó un tremendo zapatazo que hizo temblar el larguero de la portería defendida por Dani Martín. El cuero botó sobre la línea y el rechace lo mandó de cabeza a la red Gameiro, con el línea levantando la bandera. El colegiado recibió la llamada por el pinganillo y durante unos minutos el juego se detuvo a la espera de la determinación de los "supertacañones". Las imágenes de televisión dejaban claro que el balón no traspasó por completo la línea de gol, por lo que el videoarbitraje tuvo que determinar si el delantero centro valencianista estaba en situación irregular o no. Y no lo estaba, por poco. Gol legal y otro hito para la enciclopedia del Sporting: la primera vez que la máquina de la verdad tuvo que hacer justicia en El Molinón, lo hizo contra los intereses del cuadro local.

Los rojiblancos, con un equipo plagado de suplentes como corresponde a la competición del KO, entró en el partido con temple y fue de menos a más, tras el susto inicial de los valencianos. Línea por línea, el equipo decidido por José Alberto para la ocasión empezó a funcionar con la precisión de un reloj suizo. Pasada la media hora de juego, el Sporting recibió el premio a su ambición, al atrevimiento de haber afrontado el partido de tú a tú a un Primera que puso sobre el césped a un once de muchos quilates. Una apertura a la banda la controló Sousa con la espuela. El portugués cambió de ritmo y puso el balón en el punto de penalti, donde el casi inédito Noblejas, que llegó como lateral, resolvió con la eficacia de un nueve, tras ganar la espalda a los centrales.

Lejos de enderezar la situación e imponer su manifiesta superioridad, el Valencia sufrió el rejonazo y sólo se repuso al borde del descanso, cuando la visita al VAR le dio opciones a pensar que esta copa la iba a pagar el Sporting. Pero no fue así. José Alberto acertó con los cambios. Dio entrada en el último cuarto de hora a Pedro Díaz, Traver y Blackman y los dos atacantes rubricaron la victoria con otro gol monumental. El levantino sirvió desde su banda un centro medido al corazón del área, y el británico fue con todo al remate, adelantándose en plancha al cancerbero local y llevando el delirio a la grada. Era el primer balón que enganchaba el ariete, que celebró su tanto como si fuera el de la final de la Champions: tal es la ansiedad de los atacantes del Sporting con el gol que cuando aciertan supone una liberación.

Marcelino queda tocado y el Sporting viajará a Mestalla en busca de otra machada. No será tarea sencilla, pero no hay por qué hurtarse el derecho a soñar.

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