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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Sánchez, en vuelo rasante

A Pedro Sánchez la legislatura se le ha pasado volando. Entiéndase el doble sentido de esta aseveración: por un lado, el mandato del líder del PSOE apenas va a durar nueve meses hasta el anuncio inminente del adelanto electoral; y por otro, el presidente del Gobierno les ha cogido el gusto a los desplazamientos aéreos en el "Falcon" del Ejército del Aire, que ha empleado tanto en vuelos transoceánicos como para las vacaciones familiares en Doñana. Así, mientras los problemas de este país se extendían en aterrizaje forzoso, el jefe del Ejecutivo estaba en las nubes o en el limbo. A la luna de Valencia o a la de Castellón.

Al líder del PSOE se la jugaron sus socios nacionalistas -o secesionistas, que viene al caso ahora que unos cuantos de ellos toman asiento en el banquillo de acusados del Supremo, de donde no saldrán indemnes, aunque sea sólo con magulladuras por arañazos-. Los compañeros de vuelo del almirante le cortaron las alas al mandato apenas cumplido lo que dura un embarazo. El intento de alumbrar, con fórceps, un Presupuesto que venía de nalgas se convirtió en maniobra impensable de primeros auxilios sin epidural. ¿Alguien alcanza a tan pasmado de pensar que los amigos catalanes le iban a pagar a Sánchez el bautizo sin esperar a cambio un buen convite? Las bisagras periféricas han obtenido durante décadas pingües beneficios de su apoyo a gobiernos de distinto signo político, a diestro y siniestro. No es un pecado que deba purgar sólo Sánchez: idéntica penitencia ha de imponerse a quienes le precedieron en el cargo. Ocurre que el Presidente de altos vuelos, el viajero del "Falcon" que intentó pilotar sin amerizaje la crisis del catalanismo, no aprendió la lección. Menudo ojo de halcón, el suyo.

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