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¡Pobre Asturias empobrecida!

Cómo hemos llegado a ser el Sur del Norte

Cuando observo algunas realidades socioeconómicas en España o en Asturias que difieren tanto de las que existían hace sesenta años, pienso a menudo en mi padre y en mi abuelo materno, fallecidos en 1960 y 1961 respectivamente. Eran dos personas informadas, y difícilmente creerían que España es el segundo fabricante de automóviles de Europa o que Asturias tiene la renta personal más baja que Castilla-León y que Galicia, cuando estas dos comunidades autónomas eran en 1955 o en 1960 bastante más pobres que Asturias.

Seguramente preguntarían qué ha pasado para que en dos generaciones Asturias se haya degradado económicamente tanto que ya seamos una isla rodeada de regiones o comunidades autónomas más ricas: Galicia, Castilla y León, Cantabria, País Vasco, La Rioja, Navarra, Aragón, Cataluña, País Valenciano, Madrid y Baleares nos superan en PIB individual. Solamente nos situamos por delante de Murcia, Canarias, Castilla-La Mancha Extremadura y Andalucía. Y las dos primeras pueden dejar atrás a Asturias en pocos años, si continúa la tendencia actual. Dicho de otra manera, somos el Sur del Norte.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? Las causas son muy variadas, pero sospechamos que el hecho de ser básicamente productores de materias primas industriales (carbón, acero, zinc, electricidad, cemento?) y de no contar con fábricas con alto valor añadido (automóviles, electrodomésticos, textiles?) ha jugado un papel fundamental en el progresivo deterioro de la renta autonómica, mientras otras regiones de economía agraria hace sesenta años se han ido industrializando progresivamente. Las cifras asustan: si en 1955 Asturias estaba muy por encima de las dos regiones citadas (Galicia y Castilla-León), en el 2005 ya nos superaban. Con un índice de 100 para el conjunto de España en renta per cápita, en 1955 Asturias tenía 113,56, Castilla-León 76,86 y Galicia 66,17. En el 2005, Asturias había bajado hasta el 88,07, Castilla-León subía hasta el 101,53 y Galicia hasta el 88,54. Desde el 2005 la situación ha seguido empeorando. En el 2016, la renta per cápita de las tres regiones (o comunidades autónomas si así lo prefieren) era la siguiente: Asturias, 20.910 euros, Castilla-León 22.649 y Galicia 21.358.

Muchos otros datos no hacen más que subrayar la peligrosa situación económica de Asturias. Veamos:

Entre 1977 y 2017, todas las CC AA (comunidades autónomas, no cajas de ahorros) han duplicado o triplicado el PIB. Bueno, todas... excepto Asturias. Por este orden, Murcia, La Rioja, Madrid, Canarias, Baleares y Navarra han triplicado su PIB. El resto lo han aumentado entre dos y tres veces. Asturias lo ha hecho en un 83%. Sigue Cantabria, penúltima, con el 112%. Es decir, la penúltima está a 29 puntos de Asturias. El conjunto de España lo ha subido el 175%, más del doble que Asturias. No puede uno menos de pensar en los cientos de trabajadores muertos en las minas, en las enfermedades profesionales padecidas por la clase obrera, y en la enorme contaminación que sufrimos cientos de miles de asturianos que nacimos y vivimos en las cuencas mineras, en Avilés y su comarca y en Gijón. Todo este sufrimiento, ¿para qué?

No podemos encontrar cifras alentadoras. De ningún tipo. Porque somos los primeros en las tasas de mortalidad y los últimos en las de natalidad, con lo que la población residente continúa disminuyendo, tanto por el saldo vegetativo como por el migratorio. Hace unas semanas, en un grupo de amigos pregunté cuántos de nuestros hijos, casi todos licenciados universitarios, viven y trabajan en Asturias. Solamente seis de veintidós. Uno de los matrimonios maquilló el resultado, porque sus tres hijos están aquí.

Se considera el primer censo de población moderno el de 1857; Asturias era la cuarta provincia con más población (Barcelona (714.000), Valencia (607.000), La Coruña (552.000), Asturias (525.000), Madrid (476.000), Sevilla (464.000). Las tres provincias vascas reunían 413.000 habitantes. Actualmente estamos en el puesto 13 con 1.035.000 mientras que el País Vasco ronda los 2.200.000. Podría argumentarse, con razón, que tanto Asturias como La Coruña estaban entonces excesivamente pobladas, y de ahí la intensísima emigración que sufrieron ambas provincias. Ese año de 1857 coincide con la fundación por Pedro Duro de la fábrica de La Felguera, que había sido precedida unos años antes por Fábrica de Mieres. Estamos en los inicios de la gran industrialización del País Vasco y Asturias, basada en la explotación del hierro y del carbón respectivamente, pero también en los de la emigración del campo asturiano a los nuevos centros industriales y a América. Esta última fue de tanta importancia que colocó a nuestra región y a Galicia como los aportes principales en España de la emigración americana, compuesta casi exclusivamente por varones menores de 18 años. No es fácil encontrar familias asturianas que no hayan tenido uno o varios adolescentes emigrados a América desde mediados del siglo XIX hasta los años 30 del siglo XX.

Cierto es que otras provincias españolas han perdido población en los últimos ciento cincuenta años, pero ninguna había alcanzado, ni de lejos, el nivel de industrialización de Asturias. Lugo, Orense, Huesca, Teruel, Cuenca, Soria, Zamora, Palencia y Ávila estaban más pobladas en 1857 que en 2018 pero, a pesar de ello, más de la mitad, en concreto Lugo, Huesca, Teruel, Soria y Palencia, superan también a Asturias en renta per cápita.

En 1980 me trasladé a vivir a las islas Canarias, en concreto a La Palma. La población de Asturias era entonces ligeramente inferior a la de Canarias en conjunto. Hoy día, tanto la provincia de Las Palmas como la de Tenerife superan la población de Asturias. Los amigos canarios pensaban que Asturias era una región mucho más rica que la suya, y tenían razón, pero en los próximos pocos años también el PIB per cápita canario superará al asturiano si la realidad económica no cambia. Y las perspectivas no son nada halagüeñas: al cierre de las térmicas y de Alcoa puede seguirle el de otras empresas relacionadas. Al despilfarro de los fondos mineros manejados con absoluta impunidad por el zar de las Asturias lo acompañan políticas poco innovadoras. Habría que exigir a Iberdrola, Endesa y EDP inversiones en energías limpias que sustituyeran en capacidad de generación eléctrica y en empleo a las centrales térmicas que van a cerrar. Y ofrecimiento a empresas automovilísticas, de electrodomésticos y un largo etcétera de suelo industrial hasta gratuito si fuera necesario. Modernización de Feve, aprovechamiento maderero, cuidado del territorio (las últimas lluvias han demostrado que Asturias necesita brigadas permanentes de atención a lo rural: ríos, montes, bosques?) y un largo etcétera que los expertos han repetido una y otra vez.

En cuanto a comunicaciones, disponemos ahora de un superpuerto infrautilizado, mientras que la Variante de Pajares no nos anuncia más que retrasos, y el peaje de la autopista a León (gracias, ministro Cascos, por la ampliación desde 2012 a 2050 a favor de la empresa) no parece que lleguemos a verlo desaparecer. Urge la modernización de Feve porque casi toda Asturias podría estar comunicada por tren si las velocidades del siglo XIX -que son las que padecemos en Feve- subieran hasta unos modestos 100-120 kms. por hora. Intenten, como yo he hecho, ir desde Oviedo hasta Santander o hasta Ribadeo, o desde Gijón hasta Pola de Laviana en nuestros carromatos ferroviarios. Y ármense de paciencia: cinco horas a Santander, más de cuatro a Ribadeo y más de hora y media a Laviana: un buen ciclista llegaría antes.

Estas son algunas de las realidades sociales y económicas de nuestra Asturias. De no alterarlas drásticamente llegaríamos a mediados del siglo XXI situados en el último lugar de todas las CC AA de España. Y cabe exigir responsabilidades a todos, empezando por los gobiernos de la nación y de la autonomía.

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