De los resultados de las votaciones en la asamblea del PSOE gijonés para señalar, desde la militancia, a sus candidatos favoritos a acudir a las urnas pueden hacerse diversas lecturas, alguna incluso torticera.
Pero existe una absolutamente irrefutable: los militantes se han pronunciado y lo han hecho por la integración. No se puede dejar fuera de las listas, a las bravas, a casi la mitad del partido, la que perdió por los pelos las primarias a la secretaría general y a la cabeza de cartel municipal.
Sólo así se explica que dos ediles del actual Grupo Socialista, Marina Pineda y José Ramón Tuero, el mismo que pleiteó con Ana González para ser el candidato a la Alcaldía, hayan obtenido más apoyo en la asamblea que compañeros de lista de la elegida.
¿Fue incapaz la dirección local de movilizar sus apoyos con la diligencia con que la otra mitad reunió el descontento de todos los suyos?
La pregunta es qué camino tomarán ahora los órganos de dirección socialista. ¿Escucharán la voz de la militancia o harán oídos sordos y se encaminarán a la campaña electoral que se avecina con lo puesto? Pésima decisión la segunda, si es la senda que se elige la de no tener en cuenta la opinión de las bases.
Mal mensaje el que se manda a los votantes.
Si el precepto estatutario que permite al comité federal aplicar "causas de oportunidad política" a las listas para modificarlas a su antojo tiene finalmente mayor peso que la voluntad democrática de los militantes, ¿a qué viene montar este teatrillo con una función a puertas abiertas y un guión de paripé?
