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Dos en la carrera / Kilómetro 28

Decepción a medias, respiro completo

El Oviedo no supo conservar la victoria ante el Lugo y el Sporting se dio un desahogo con su triunfo en Soria

En el kilómetro 28 de la maratón de Segunda los dos corredores asturianos transmitieron sensaciones diferentes de las que habían mostrado últimamente. Más con los resultados que con la forma de conseguirlos. Con su empate ante el Lugo el Oviedo abrió un paréntesis en la exhibición de eficacia que ha caracterizado su trayectoria desde que comenzó el año actual, y el Sporting, al ganar en Soria, se concedió una alegría después de muchas jornadas de pesadumbre. Si se va más allá de los resultados y nos atenemos a cómo se consiguieron, no hubo novedades sustanciales. Pero seguro que han servido para modificar las expectativas. Si no, no estaríamos hablando de fútbol, esa fábrica de ilusiones que renueva los modelos cada semana. Y que, a pesar de los pesares, los vende. Al respecto, fue significativo que en el Carlos Tartiere siga aumentando la afluencia partido a partido, aunque todavía lejos del lleno, y que el Sporting, pese a la racha de decepciones que había brindado a sus seguidores, no se encontrase solo, ni mucho menos, en Soria.

EL OVIEDO NO SUPO CONSERVAR

Ante el Lugo el Oviedo mantuvo el tono que venía siendo habitual, pero, como excepción, recayó en un defecto que parecía haber superado, el de no saber conservar lo que tanto trabajo le cuesta conseguir. Sin excederse en la exhibición, fue claramente superior al Lugo hasta que consiguió marcar un gol. Pero luego no solo no logró cerrar el partido, poniendo más distancia en el marcador, sino que acabó concediendo la oportunidad al necesitado rival. Que la aprovechó. Es evidente que el Oviedo ha mejorado. Pero no lo es menos que todavía no es un equipo completo. A su manifiesta intensidad le falta el complemento de una mayor profundidad. Si la tuviera, no le penalizarían tanto lo que, más que distracciones de última hora, son las inevitables bajadas de tensión, física y anímica, que se derivan de un esfuerzo planteado a nivel de mucha exigencia.

De Viti a Omar, pasando por Tejera.

Seguro que Anquela tiene presentes esos problemas. Pero es cauto a la hora de plantear soluciones. La alternativa al aprovechamiento de las jugadas de estrategia, que esta temporada da menos rendimientos, está en encontrar un juego de ataque eficaz. O sea, tener más llegada y más remate. Como rematador, la apuesta principal del entrenador viene siendo Joselu, más trabajador que efectivo. La llegada la aportan Diegui y Bárcenas. Del retraso de Diegui a la defensa para cubrir la baja de Carlos Martínez surgió una nueva oportunidad para Viti, que, sin duda, la aprovechó bien. No otra cosa puede decirse de quien creó hasta tres ocasiones claras de gol. Omar, que le sustituyó en el minuto 80, necesitó menos para fabricar una, que frustró el meta lucense, Juan Carlos, con una buena salida. Pero la forma en que Omar se abrió paso en el área volvió a confirmar la buena impresión que el canario deja en el aire siempre que le dan una oportunidad. A falta de un goleador de oficio, a Tejera, que, hasta que Berjón recupere la forma, ejerce de líder en el juego del Oviedo, le correspondió tocar la campana y estar en la procesión. Él fue quien con decisión, calidad y un poco de suerte -el roce del balón en un contrario- marcó un gol que parecía destinado a ser suficiente.

Muñiz, la solución del Lugo.

No lo fue porque el Lugo tenía un antídoto, aunque hasta el minuto 60 lo mantuvo en el banquillo. Era el asturiano Juan Muñiz, de quien puede decirse con toda propiedad que es un futbolista singular. Su singularidad no procede solo de su golpeo con la pierna izquierda, ciertamente extraordinario, sino de su personalidad. Dejó muestra de ella en el Carlos Tartiere no solo a través de detalles de calidad, sino también de otros que rozaron lo excéntrico, como cuando se detuvo en medio del campo como si él mismo hubiera pitado la falta que reclamaba, lo que aprovechó Viti para llevarse el balón y dar un susto al Lugo. O como cuando buscó sorprender a Champagne lanzando a puerta una falta lejanísima. Pero lo cierto es que él dio al Lugo la intención que le faltaba cuando consiguió hacer suya la posesión del balón. Y acabó asumiendo el protagonismo de buscar el gol que necesitaba su equipo para igualar el resultado. En el minuto 89 forzó, con una jugada individual, una falta de Tejera cerca de la esquina izquierda del área. Y la lanzó de forma tan excelente que si Champagne, ayudado por el poste, no hubiera hecho una parada extraordinaria, el balón habría terminado en la red. Pero quedaba el lanzamiento del córner y de nuevo Muñiz asumió el cargo. El saque fue espléndido, cerrado, con efecto hacia adentro y a la altura adecuada. Vieira se adelantó al primer palo para aprovechar aquel regalo. De su cabeza el balón salió hacia la cara interior del larguero y de allí, al interior de la portería. Muñiz fue la solución del Lugo para disgusto del Oviedo, que, víctima de un asturiano, pudo comprobar hasta qué punto es cierto que no hay peor cuña que la de la misma madera.

SORIA, ALIVIO DEL SPORTING

Dolido y desconcertado por su trayectoria reciente y, en especial, por tres derrotas consecutivas en los últimos partidos, el Sporting llegaba a su encuentro con el Numancia en Soria como quien entra en Urgencias, en busca ante todo de un alivio y, si es posible, de un diagnóstico esperanzador. Alivio lo encontró, con una victoria ciertamente balsámica. El diagnóstico, en cambio, no fue tan amable, pues el juego del equipo distó mucho de convencer, y no digamos de entusiasmar. Pero, como un triunfo abre siempre una puerta a la esperanza, el logrado en Los Pajaritos les cambió la cara al Sporting y, sobre todo, a su admirable afición, que, a pesar de los pesares, estaba allí, en plan Mareona, para vivirlo de cerca.

Siguen las pruebas. Al margen de los condicionantes coyunturales que supongan lesiones y sanciones, José Alberto López sigue buscando el equipo y el estilo de juego que den solvencia y eficacia al Sporting. Ha rescatado a Cofie y ahora apuesta, con Alegría, por un segundo delantero junto a Djurdjevic. Pero al Sporting le siguen faltando aplomo y consistencia en el centro del campo y no consigue desplegarse eficazmente con la frecuencia deseable. En Los Pajaritos la defensa falló mucho al principio por desajustes entre los dos centrales. Luego se entonó. El equipo luchó, sin duda, pero en su éxito final tuvieron mucho que ver algunos aciertos aislados, un golpe de suerte y la generosidad, por supuesto que involuntaria, de un Numancia al que su abundante posesión de balón sacó algunas ocasiones claras que no supo aprovechar.

Detalles decisivos. El Sporting está rescatando con Geraldes la peligrosidad de los saques de banda que había encontrado con Luis Hernández hace varias temporadas. El portugués no manda el balón tan lejos como el madrileño, pero lo coloca con suficiencia dentro del área. Bastaron unos segundos de partido para que se pudiera comprobar hasta qué punto ese recurso puede ser eficaz. Alegría recibió el balón de espaldas a la portería, lo protegió con su corpachón y luego se lo alargó a Cristian Salvador, que sí estaba de cara a la puerta y supo aprovecharlo. Y de esa forma tan sencilla se fabricó un gol madrugador. También de un saque de banda nacería media hora después el empate del Numancia, en el que, con la defensa del Sporting no menos en la inopia que la del Numancia al principio del partido, Diamanka aprovechó con mucha calidad un envío de chilena de David García, entre remate fallido y pase intencionado. Decir que el Sporting tuvo la fortuna de resarcirse pronto de ese gol es reflejar lo que realmente ocurrió, porque fue una suerte para los rojiblancos que el centro que, en busca de Djurdjevic, largó Alegría desde la línea de cal de la banda izquierda se convirtiera en un tiro que buscó el poste contrario para convertirse en imparable. Como hubo también fortuna para el Sporting en que la mejor jugada del Numancia, ya en el segundo tiempo, terminara con el balón en las manos de Mariño después de que Diamanka, que la había iniciado en el centro del campo, hubiera llegado con todo a favor a cabecear el centro de Yeboah pero no hubiera acertado con la dirección del remate y hubiera mandado el balón al centro de la portería.

Margen de mejora. Tras el triunfo en Soria se abre la incógnita de si le servirá al Sporting para algo más que detener una caída que iba adquiriendo rasgos realmente preocupantes. Margen de mejora tiene mucho, pero el problema sigue siendo el mismo de toda la temporada: saber si tiene con qué y aprovecharlo. La defensa pasa por el periodo de interinidad que han abierto las lesiones. El centro del campo sigue provocando dudas. El generoso esfuerzo de Cristian Salvador necesita el complemento del aplomo. Carmona es quien aporta más intención, mientras se afianza la sensación de que, con una mejor asistencia, se podría sacar mayor partido a las condiciones de Aitor García. Y en la delantera el poderío y el disparo de Álex Alegría parecen compatibles con estilo de Djurdjevic. A unas alturas de la temporada en que todo debería estar claro, el Sporting sigue siendo una incógnita.

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