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Billete de vuelta

Francisco García

Cuaresma electoral

Hoy es miércoles de ceniza y de aquellos lodos proceden estos polvos, que aventan la memoria del tiempo de cada uno. Ya lo subrayaba el proverbio latino: "Pulvis es et in pulverum reverteris". Y apostillaba el Génesis: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado".

Enterrada en una lata de conservas la sardina del Antroxu, de la que no restan ni las raspas, el habitual coro de plañideras declara iniciada la cuaresma, que es tiempo, este año, de consumo hipocalórico electoral; o sea, de ayuno y abstención, o de abstinencia.

¿Es hoy miércoles de ceniza o de cenizos? Da la impresión que todos los días de este tiempo oscuro que se avecina parecen retratados por ilustres agoreros que, desde algunas bancadas, se empeñan en convertir cada jornada en un aguafuerte de Goya. No conviertan la campaña en el cuadro de los estacazos. Hagan penitencia.

Podría parecer efecto del Carnaval reciente y de su cabalgata de enmascarados, pero aterroriza la presencia en el monte de militantes del sindicato de hombres del saco dispuestos a oscurecer el horizonte con el humo negro del bosque que arde en pavesas.

Se inaugura la Cuaresma, ya digo, que viene de obligado cumplimiento penitente: no hay monedas en el zurrón para aplicarse a las carnes o a sus pecados, ni a otras exquisiteces gastronómicas. A un mes y pico de unas elecciones que se anuncian reñidas, semanas nos aguardan de vigilia y vigilancia; de observar y de observancia.

Y revisen, si gozan de tiempo y ganas, la hoja de méritos de los candidatos: los hay con currículos brillantes y otros que lo más brillante de su currículo es la grapa.

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