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De cómo matar al pato

El gabinete del Gobierno, contra los bulos en internet

El lunes pasado nos hemos desayunado con la noticia de que el Gobierno (a instancia de las autoridades europeas) ha creado en La Moncloa una unidad administrativa para neutralizar los ciberataques contra los procesos electorales que se avecinan, y, de paso, combatir los bulos que proliferan en internet. La composición de esa unidad todavía no se ha hecho pública pero de la misma forman parte el Ministerio de Interior, del de Defensa, de Asuntos Exteriores, de Presidencia, del Departamento de Seguridad Nacional y de la Secretaría de Estado de Comunicación.

La tarea es complicada dado el volumen de información (o desinformación) que circula por las redes sociales y, separar el grano de la paja, o por mejor decir, la manipulación individual de la manipulación lanzada desde entidades políticas extranjeras, se hace difícil.

"Todos los días desde el ministerio constatamos que circula información falsa, voluntariamente falseada, y la tarea de detectar esas mentiras y de contrarrestarlas es un gran reto para las democracias", declaró el titular de Asuntos Exteriores, Josep Borrell.

La alarma entre los países miembros de la UE se ha acentuado en vísperas de las elecciones comunitarias, ya que aún están frescas en la memoria las manipulaciones que contribuyeron a la elección de Trump como presidente de Estados Unidos; al triunfo de Bolsonaro en Brasil; y al resultado del referéndum que supuso la salida de Europa de Gran Bretaña. Y si a ello añadimos la gira europea de Steve Bannon, un antiguo asesor de Trump, para apoyar a todos los movimientos de extrema derecha y antieuropeistas, hay que entender como justificada esa preocupación.

Pero la manipulación informativa y el uso de la mentira como arma política es tan vieja como el mundo y los Estados la usan a su conveniencia. En las muchas películas ambientadas en la guerra del Pacífico entre Estados Unidos y Japón que vimos en nuestra adolescencia se hizo muy popular el personaje de "Rosa de Tokio", una locutora que hablaba en inglés para desmoralizar a las tropas norteamericanas. Y aún tenemos más cerca en el tiempo las mentiras de Bush, Blair y Aznar sobre la existencia de armas de destrucción masiva en poder de Sadam Husein para justificar la invasión de Irak.

Contrarrestar el bulo y la mentira requiere mucha habilidad y, sobre todo, mucha información, para detectarla primero y para anularla después. En la publicística francesa se llama "tuer le canard" (matar al pato) a la acción de abatir el infundio antes de que levante el vuelo y se haga notar fuera del cañaveral donde estaba escondido. Y es una práctica cinegética que requiere muy buena puntería.

A lo largo de mi vida profesional he visto innumerables casos de manipulación informativa. Y también a grandes manipuladores. Recuerdo a uno que ocupó cargos de relieve político. Vivía en una pequeña ciudad de provincia y se levantaba muy temprano para lanzar las versiones que le interesaban en los cafés más concurridos. Pero no siempre le salía bien la cosa porque a mediodía el bulo había sido deformado por el trasiego de boca a oreja y le venía de vuelta muy envenenado. Y le llevaba no poco tiempo contrarrestarlo.

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