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Decid la verdad, no mintáis: no somos iguales

Tras las manifestaciones feministas del 8 de marzo

He "soportado" durante días el terrible espectáculo que transmitieron las televisiones españolas sobre la igualdad el día 8 de Marzo. Sólo es el 8 de marzo, luego, salvo excepciones y espontáneas que quieren vender sus productos, se termina la mentira de la igualdad. He soportado cánticos y saltitos tras pancartas. Los cánticos me parecieron terribles y los saltitos me recordaban muñecas de los años sesenta. Muñecas que jamás me gustaron y con las que nunca jugué, me provocaban grima, me parecían mujeres impostadas, irreales. He padecido, lo reconozco, y mucho. Frente a las señoras saltarinas y cantoras, se posicionaron otros -del partido mayoritario de la oposición- que consiguieron empeorar mi estado anímico y de salud. Decimonónico es poco: medieval se acerca más a lo escuchado. Así, que entre unos y otros lograron dejarme con cara de absoluto pasmo que fue convirtiéndose en tristeza. Para arreglar un problema, lo inmediato antes de emprender acción alguna es analizarlo. Estas mentes del medievo y las saltarinas, no analizan: dicen palabras, prometen, que es lo mismo que lanzar la caña a ver quien pesca mas votos. Unos y otros. Decir no, no somos iguales, eso ninguno de ellos.

No somos iguales, desde el momento en que se define si somos mujeres y hombres, desde el mismo instante en que el nasciturus es uno u otro, se ha roto la igualdad. Las mujeres menstruamos y parimos, esa es la esencial, principal y única diferencia entre mujeres y hombres, la única. Tontos, listos, delgados o altos, carece de importancia en este tema, posiblemente existan en la misma proporción las características nombradas. Pero nosotros parimos?

Desde el momento en que una mujer tiene, sufre, la primera menstruación, se terminó la igualdad: dolores, cansancio, incomodidad? Así que en lugar de aceptarlo e intentar poner remedio eficaz vemos todos, yo con asombro, como la cuestión es usar artilugios diferentes a una compresa o cualquier método tradicional. Usas un artilugio y se terminó el problema parecen decir algunas almas cándidas. Almas femeninas que para que no falte de nada en la escenografía se llaman hermanas. La palabra en este feminismo de batukada y salón, es muy importante: cambias las palabras y aparecen o desaparecen agravios de forma milagrosa. Pura mentira. Por tanto, trabajadoras manuales o profesionales, parten con una desventaja notable -y que dura más de media vida- frente a los hombres. ¿Hay alguna legislación al respecto? ¿Alguien ha propuesto y aprobado alguna medida que impida avanzar a una mujer a la vez que a un hombre en esa situación? No? Seguimos dando saltitos? Luego, alguna valiente estudia o trabaja y quiere tener un hijo. Nueve meses tremendos, soportando un sobrepeso desmedido, dolores, pesadez, cansancio? Y en esas condiciones hay que "pelear" por seguir siendo iguales que nuestros compañeros. ¿Qué diferencia temporal existe entre una profesora universitaria y un profesor para terminar un doctorado en el caso que ella decida tener un hijo? ¿Qué medidas, legislación existe al respecto? Ninguna? Se legislan permisos paternales, que quedan estupendos en los BOE, permisos que sólo puede asumir la administración, políticos y funcionarios. Una autónoma con una empresa que tenga un empleado y deba darle tal permiso ¿Qué ayudas recibirá? Personalmente las desconozco, sólo sé que no podrá tener un empleado si este toma ese permiso por paternidad. Ya no estamos en el siglo XIX, ya no. Votamos, trabajamos, somos obreras o profesionales, no es tiempo de seguir cantando consignas carentes de sentido práctico. Lo que a día de hoy marca la mayor diferencia es la maternidad. Así, que el mundo occidental pasa la crisis mas grave desde que tenemos noticias por la caída de la natalidad que no se arreglará de manera alguna con lo que se legisla. ¿Guarderías de 0 a 3? Yo quiero poder quedar de 0 a 4 con mi hijo en casa, y si es posible con dos o tres, y quiero se me pague una cantidad por ello. Lo mismo me da que sea el padre o la madre quien se quede, pero el que lo desee no puede perder ni dinero ni oportunidades en su puesto de trabajo o desarrollo personal. Pero se pierden. Y no hay planes ni ayudas. ¿Alguna Ley contempla que el sueldo y las Seguridad Social de las mujeres que trabajan en nuestros domicilios, sustituyéndonos mientras acudimos a nuestros puestos de trabajo deduzca íntegramente del IRPF? No. El día que eso suceda se terminará con un gran fraude y esas mujeres tendrían la misma consideración que cualquier otra que trabaje en una empresa, tendrían paro, pero no se hace y nadie explica el motivo. La economía sumergida debe gustar a los políticos y a los que saltan o a los otros que se quedaron en el cinturón de castidad. Hay enfermedades con una prevalencia muy superior en la mujer que en el hombre ¿Qué legislación existe al respecto? Ninguna.

Se han borrado de la faz de la tierra educación y respeto, esas palabras están proscritas y son de necesaria recuperación. La igualdad no ha de basarse en fumar, beber y follar como un hombre, eso no es igualdad y eso es lo que parece estar triunfando. Fuimos poseedoras de unos valores que están tratando de borrar en la misma medida que gritan libertad, pero sin derecho alguno. Somos esclavas de un sistema irracional que hace que en las manifestaciones del 8 de marzo miles de personas luciesen prendas fabricadas por mujeres esclavas a mayor gloria de la globalización. Eso no parece importar, pero importa y mucho: es una falta de conocimiento y valores notoria y notable. En los naufragios se grita que primero las mujeres y los niños. Algo tan simple, tan de película es la verdad de la vida y de la diferencia esencial entre mujer y hombre: los jóvenes pueden dar mas vida y las mujeres parir el reemplazo. Seguir negando que si somos vasijas reproductoras sin contraprestación al respecto, es negar el principal problema de toda esa terrible diferencia que existe entre mujer y hombre. Con un solo hombre 100 mujeres son capaces de repoblar el mundo. Con 100 hombres y una mujer, difícil misión. A día de hoy ese es el problema a atajar en las sociedades occidentales o nos quedaremos en segundo lugar siempre viéndonos obligadas a elegir entre hijos o trabajos. El problema es a la vez el poder. Y ese poder no se alcanza dando saltitos ni diciendo las barbaridades que escuché estos días en los partidos de la oposición. Yo quise ser madre, trabajadora, pero no mártir de la triple jornada. A legislar y si no lo hacen no los votéis.

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