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Francisco L. Jiménez

El equilibrio de la tarifa eléctrica | Análisis

Francisco L. Jiménez

Esta ronda la pagarán los demás consumidores

A semejanza del enunciando del primer principio de la Termodinámica -según la cual la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma y siempre se conserva-, el Gobierno de España ha aplicado en el diseño del Estatuto de los Consumidores Electrointensivos conocido esta semana la que podríamos llamar "ley de equilibrio de la tarifa eléctrica", pues lo que las industrias pudieran dejar de pagar va a ser repercutido al resto del mercado y el dinero que las compañías electrointensivas pudieran recibir en concepto de compensaciones por los costes de emisiones de gases de efecto invernadero saldrá del Presupuesto General del Estado, que como es sabido se nutre de los impuestos que pagamos los españoles. Esta ley de "suma cero", por tanto, podría ser enunciada del siguiente modo: "Lo que las grandes industrias se ahorren en el recibo de la luz lo pagarán los demás consumidores; y las ayudas extra que puedan recibir, también".

Las "teclas" del piano energético que el Ejecutivo ha decidido tocar son tres: la del pago por capacidad, la del pago por interrumpibilidad y la de las compensaciones por los costes de emisiones de gases de efecto invernadero.

La propuesta del Ejecutivo es exonerar a las industrias electrointensivas del pago de la tasa que grava al consumidor y remunera a las compañías eléctricas por el coste que les supone mantener operativas centrales de generación a priori excedentarias pero cuya pusta en marcha pudiera ser necesaria en caso de emergencia. La cuantificación de esta medida se estima en 41 millones de euros, que serían asumidos por el sistema eléctrico solo este año y en futuros ejercicios a través de la retribución de actividades reguladas para el periodo 2020-2025 y de los peajes y cargos (conceptos que encarecen el precio ordinario de la luz).

Otro pago del que se quiere exonerar a los consumidores electrointensivos es el que permite mantener operativo el llamado servicio de interrumpibilidad (las grandes industrias se "desenchufan" de la red en caso de un pico de demanda eléctrica liberando así energía para el resto del sistema y evitando su colapso). Esto generaría un ahorro a las industrias de 23 millones de euros que serían automáticamente cargados al resto de los consumidores. Unos consumidores, por cierto, que llevan una década financiado la perpetuación de un sistema de interrumpibilidad harto cuestionado por quienes consideran un "despilfarro" pagar por un servicio que apenas se utiliza dada la sobrecapacidad de la red eléctrica española.

La tercera "tecla" de la nueva melodía tiene efectos directos sobre las cuentas públicas, pues las compensaciones por los costes de emisiones de gases de efecto invernadero salen de la caja común que alimenta el Fisco español por la vía tributaria; la Propuesta del Gobierno es consignar 70 millones de euros para este fin, una partida que "podría ser ampliada a 100 millones con aportaciones procedentes de otras partidas del Presupuesto".

Es decir, que por mucha tecla que se toque para que cambie la letra de esta canción, seguirá sonando la misma música. Pagarán las industrias o pagarán las familias, pero alguien pagará... Porque la energía no se destruye ni se transforma, solo se transforma; y los costes eléctricos, también.

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