Resulta evocador que un grupo extenso de estudiantes de uno de los institutos de Secundaria más reputados de Gijón, el Real de Jovellanos, lleve varios años embarcado, de la mano del tozudo empeño del profesor Manuel Santiago López, en recrear mediante maquetas parte de la vasta obra del polímata Leonardo Da Vinci. En este centro de enseñanza que debe su nombre al gijonés más ilustre se formaron personalidades relevantes de distintos ámbitos, alumnos distinguidos del tamaño intelectual de María Elvira Muñiz, Julián Ayesta, Luis Adaro, Miguel Díaz Negrete, Pedro Sabando o José Luis Jorcano, espíritus renacentistas a caballo entre dos siglos, humanistas que fueron de sus épocas.
Evocador resulta también que este proyecto académico que culmina con la celebración del quinto centenario de la muerte del genial inventor y artista, filósofo y urbanista, ingeniero y científico, recibiera el pasado curso el premio "Giner de los Ríos" del Ministerio de Educación a la calidad educativa. Giner fue renovador pedagógico al modo krausista y puntal de la Institución Libre de Enseñanza, poso que prendió en el Instituto Jovellanos durante décadas.
Las 63 exquisitas piezas realizadas por los alumnos para conmemorar la efemérides leonardiana se muestran ahora en una exposición en el Antiguo Instituto que merece la pena visitar, por lo que supone de homenaje a uno de los talentos más universales pero también por lo que tiene de evocación: Da Vinci, Jovellanos, Giner, Aurelio Menéndez y la fuente inagotable de sabiduría que mana de ese señero centro de enseñanza.
