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Tiranos y democracia

La política ante el enorme desafío de la pandemia del coronavirus

Aristóteles definía tres tipos básicos de sistema de gobierno: la democracia, gobierno de todos, la aristocracia, gobierno de unos pocos y la monarquía, gobierno de uno. En este último caso se encontraba también la tiranía, que llegaba normalmente por derribo de la aristocracia. Aristóteles no consideraba a la democracia como la mejor solución y sus ideas alguna importancia tuvieron después pues él fue el educador principal de Alejandro Magno. Además de estas soluciones de gobierno también se contemplaba una solución de tirano temporal. Se llegaba a ella por clamor de la ciudadanía en tiempos de especial aflicción y consistía en otorgarle a un personaje, durante un tiempo limitado, poderes absolutos para tratar de remediar el problema que amenazaba al estado.

Hoy, cuando enfrentamos el coronavirus, podemos observar, por los resultados, que los gobiernos fuertes -adjetivo cordial- parecen estar mejor preparados para encontrar soluciones y resolver la situación; el golpe en la mesa de Xi Jimping en China quedará grabado de forma ejemplar en la memoria de muchos, y hoy China se puede permitir el lujo de apoyar con consejos, médicos y materiales a los que no hace mucho les mirábamos por encima del hombro.

Su vecino ruso, también tomando decisiones drásticas desde los primeros días, parece que mantiene la situación bajo control y Putin propone una reforma constitucional que lo mantendrá en el poder todavía por muchos años. En el sur, nuestro vecino Mohamed VI decreta un bloqueo total del país cuando sólo tiene 29 positivos, pero el sistema es una monarquía constitucional en la que el monarca mantiene poderes impensables en occidente.

En algunos países vemos que al poder acceden personajes que hacen que el sistema derive en lo que se conoce como populismo democrático, como sería el caso de Trump, Boris Johnson; o, en Iberoamérica, Bolsonaro o López Obrador. En estos casos la decisión es la del líder, sin elementos moderadores que modulen lo que, en relación con el virus, parecen más ocurrencias que decisiones de gobierno. Así es el poder.

En el otro lado tenemos los gobiernos representativos europeos, entre los que se encuentra el español, que en muchos casos cuentan con más de un partido en la formación del mismo, los llamados de coalición; gobiernos de parto difícil y de complicado proceso decisional. Con tantas tensiones internas que hacen que las lecciones que China nos dio no sean tomadas en cuenta y así, primero Italia, después España, aún más tarde Francia y Alemania, retrasen el inicio de la batalla más de lo deseable.

El coronavirus nos dirá si hacía falta un tirano o gobierno de salvación nacional.

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