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evelio g palacio

Cien años de soledad

Evelio G. Palacio

Viaje al kiosco

La carretera. Viaje a la villa, cinco kilómetros mediante. Los niños podrían jugar hoy sin miedo al balón frente a la bolera, en la recta. Apenas hay tráfico. Aquí los encerrados ya seguimos la carretera como el bróker de Wall Street sigue la Bolsa. Revela el estado de la pandemia. Treinta coches. Inconscientes. Uno cada tres horas. Aplauso. El índice anda a la baja: hasta media mañana, dos. O los arcones están llenos o los ciudadanos ya asumen que esto durará y empiezan a gobernarse con criterios estrictos. Recomendación de José Manuel: "Usar la mano no dominante para picaportes, transporte, baños, etcétera. Es muy difícil que te toques la cara con esa mano". Francisco salta: "¿Y a estas alturas tengo que hacerme de izquierdas?". Sea por la emergencia.

Esta carretera que en unos días, 12 de abril, cumplirá 178 años fue el cordón umbilical del carbón en el antepenúltimo mundo, el que Asturias ya liquidó con las reconversiones. Nació para acarrear mineral de Sama a El Musel. Por ella fundaron donde la fundaron Duro Felguera. Ahora transporta ciclistas. Transportaba. En rebaños. Auténticos pelotones imposibles de adelantar. Quién se lo iba a decir a Alejandro Aguado, marqués de las Marismas del Guadalquivir, que la construyó. El pobre marqués en realidad no vio esto ni lo anterior. Murió en Gijón el mismo día que la inauguraba. Del carbón al piñón. Metáfora de lo que nos espera: pedalear con fuerza. Ganar la meta del ánimo. Esprintar en el alto de la esperanza.

Acelero. Pasa un todoterreno de la Guardia Civil. Detrás otra patrulla. Temblores. ¿Y si exigen salvoconducto? Solo en el coche, solo cruzo un coche. Y cuatro curvas más abajo, un bicicletero. Dan ganas de retroceder y llamar a los agentes para que lo detengan.

Esta guerra tiene muchos héroes. Entre ellos, los kiosqueros. Reparten el pan de la información con mascarilla y guantes. Instrucciones de uso a la puerta. Los lectores acceden de uno en uno. Línea roja anticontacto. Ahí salen, periódico bajo el brazo, gran símbolo de ciudadanos ejemplares y mentalizados. Qué enorme importancia adquiere en este desconcierto diferenciar verdad y basura, y estar al tanto recurriendo a los medios de comunicación profesionales. Evaristo, desde Oviedo, remite foto de una librería que ha iniciado un contador de la cuarentena. Ya queda menos.

¿Vida? Viva la vida. Pilar llama emocionada. Pide mantener el optimismo. Miguel Ángel se desconectó de las redes sociales, no tiene ganas de cuentos. Desde Sariego llega una reflexión: "Los padres volvemos a ser padres, el silencio vuelve a ser silencio y el tiempo que tanto echábamos en falta, ahora nos sobra". Anda, feliz Día del Padre. A partir de este instante, cada minuto más que pase merece ser celebrado. El virus es dolor, pero también reencuentro con valores. Luis recuerda a Gabo: "Decía García Márquez que el campo es el lugar donde se pasean los pollos crudos". En el gallinero de Macondo, una pita ha dejado de poner. Maldita cobarde, ahora es cuando más falta hace tener huevos.

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