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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Obligado recogimiento

Sin Semana Santa, sin vacaciones, sin procesiones y con el paro desbocado

Estamos en vísperas de una Semana Santa de obligado recogimiento. Los creyentes no podrán salir en procesión y seguirán los oficios religiosos por vía digital (que levante el dedo quien oiga las prédicas de Gómez Cuesta desde el salón de casa), mientras que los ateos se quedarán con las ganas de observar desde el bar con desdén el desfile de los que consideran, por apego a sus creencias, tontos de capirote. Lamentablemente, no habrá ni desfiles ni bares.

La cristiandad celebra estas fechas en el espesor de sus templos, ahora vacíos por el temor a un virus luciferino que ha dejado vacías las iglesias y las calles. Pero hay ciudades y pueblos, Gijón entre ellos, donde muchas personas participan en el teatrillo de la Pasión, que es evangelio tallado. La catequesis al aire libre de la Semana Santa no es privativa de este país, pero en ningún otro lugar como en España esa representación de la religiosidad popular alcanza la categoría de mayúscula.

Alrededor de la Semana Santa primaveral florece también la economía en ciudades cuyos habitantes se convierten por miles en actores y figurantes de la sacra representación. El sector terciario hace su agosto en abril. Pero este año no habrá caja en Semana Santa y ya veremos en verano. Otro Gólgota.

Ya se conocen los datos del paro, que han atravesado el corazón de esta tierra como una lanzada. Como si no fuera ya bastante martirio para la Asturias de la espalda corvada por el recio madero del despoblamiento ahondar en la herida en la frente por las espinas del sangrante estigma del desempleo.

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