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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Faustino se las tenía con Miguel

Faustino González Alcalde era un paisano ejemplar. Si a la Fundación Princesa de Asturias le diera por plantearse una distinción al paisanaje del tamaño de la que otorga cada año al paisaje, al pueblo, a la pequeña comunidad local que sirve de ejemplo al resto de la región, Faustino sería candidato a título póstumo.

En la peña gastronómica Puente de Mando era uno de los miembros más veteranos, si bien sus dolencias físicas, agravadas estos últimos años, le impidieron participar en las convocatorias de un tiempo a esta parte. En esas reuniones, González Alcalde ejercía de adalid de las esencias del socialismo ortodoxo y razonable, frente a los ataques, orquestados de antemano, que tenían como fin último obligarle a extraer de su bonhomía la versión cascarrabias de castellano viejo que a veces le salía, por su origen burgalés.

Llegaron a ser míticas, en la mesa de presidencia de la peña, sus aceradas discusiones políticas con el empresario también ya difunto Miguel García Fernández, a quien en su Pravia natal conocían por el apodo de "Managuas", que ejercía de absoluto contrapunto. Miguel, hombre de estricto orden, más de derechas que Santiago Bernabéu, de vehementes modales trabucaires, gustaba de zaherir al contrincante bonachón, hasta lograr encenderlo. De atizar la yesca ya se ocupaba otro mesetario que a fuerza de vivir en Asturias se ha vuelto coñón: Fernando de la Hoz. La mirada patricia y conciliadora de otro histórico de Puente de Mando, el empresario y exsenador Enrique López, ejercía el arbitraje, si llegaba el caso.

Faustino era un hombre cabal y fiel a sus principios que jamás movió un pie de sus casillas. Era del PSOE de los pies a la cabeza, letra por letra de la sigla.

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