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Javier Cuervo

UN MILLÓN

Javier Cuervo

La violencia lo cubre todo

George Floyd pagó con un billete falso de 20 dólares (18 euros) y fue detenido. Dos policías le sujetaron, uno impidió que los viandantes intervinieran y el cuarto se arrodilló sobre su cuello. Floyd repitió "no puedo respirar" hasta que dejó de hablar y murió. El policía mantuvo la inmovilización durante nueve minutos.

Los contagiosos coronavirus ideológicos afectan a la visión y a la comprensión. Un jubilado de mi barrio solo ve en este hecho a la izquierda internacional y un diputado de Vox dijo que estará siempre al lado de la policía. Hay que ser todo convicciones para pensar que siempre estarás al lado de un policía y nunca debajo de su rodilla. Lo saludable, sobre todo para la policía, es no querer estar al lado de alguien tan torpe e insensible -en el mejor de los casos- como para causar la muerte de una persona que no se sabe si había sido estafada con un billete falso o acababa de cometer un delito de 20 dólares.

La brutalidad y desproporción favorecen el accidente. La parte no accidental de las consecuencias de esta historia es que Floyd era negro y que Estados Unidos tiene pendiente un problema tan grave de racismo que puede presumir de ser una democracia bicentenaria siempre que se excluya a la población negra, para la que hasta hace menos de 60 años tuvo leyes que decían dónde no podían vivir, con quién no podían estudiar, a quién no podían amar. Cubriendo el racismo, Estados Unidos tiene un problema de violencia -también policial- tan grave que ni siquiera la ven como problema, y se les presenta como solución frecuente en la realidad y como espectáculo perpetuo en la ficción. Aquí nos llega el espectáculo continuamente y la idea de la solución penetra un poco más en cada generación, como coronavirus ideológico.

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