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Impulsar y transformar España, no reconstruir

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Entre los días 15 y 25 de junio se celebró en nuestro país una cumbre que reunió a los ejecutivos, empresarios y personalidades más importantes de España para liderar nuestro futuro, en positivo. Era más que necesaria una iniciativa de este tipo, porque la verdadera y mal llamada "reconstrucción" pasa por este tipo de encuentros, con las personas adecuadas. No pueden "reconstruir" nuestra economía e industria personas que no han pisado una empresa en su vida, que han dormitado en las juventudes de su partido o que han esperado "su momento" en una aburrida oficina funcionarial haciendo "la pelota" al político de turno.

Tomando las palabras del economista y pensador Thomas Sowell, el futuro económico no se puede dejar en manos de personas que no pagan ningún precio por equivocarse. En la llamada "reconstrucción" económica sobran, por tanto, nuestros políticos. Frente a Garamendi, Botin, Roig, Ortega,?, poco tiene que decir Abascal, Casado, Iglesias o Sánchez, salvo quitarse la "boina" y saludar con educación. A algunos les falla incluso ese mínimo de educación.

Llama mucho la atención esa necesidad de "reconstruir" de algunos cuando, según Daniel Lacalle, nuestro tejido industrial, el talento, la tecnología y la capacidad inversora están intactas. No hay nada que reconstruir. Lo necesario es impulsar y transformar. Impulsar el empleo eliminando los enormes impuestos, las dificultades a la inversión; eliminando los largos protocolos burocráticos que ralentizan y merman la capacidad de respuesta de las empresas. Es preciso un gobierno poco invasivo, que facilite el crecimiento económico y no uno que lo absorba.

También hace falta transformar. España es lo suficiente madura para salir, de una vez, del proteccionismo y el intervencionismo del Estado, presente especialmente en gobiernos del PSOE, pero también del PP. El Estado controla casi un 50% del PIB anual, y la participación en el capital de las empresas es el doble que en países como Dinamarca. Ha de haber una apuesta decidida por más administración privada y menos intervencionismo político. Nuestra economía ha de ser colaborativa, y el gobierno ha de ayudar y alentar al sector privado en lugar de ahogarlo con regulaciones o impuestos.

Los que apuestan por la "reconstrucción" pintan un futuro distópico en el que ellos son salvadores, a cambio de más control. Su estrategia es generar miedo. Tenemos músculo suficiente, disponemos de grandes empresarios y ejecutivos, de pensadores y profesionales que forman parte de escuelas de negocios españolas con prestigio internacional. En ellos hemos de confiar el impulso y la transformación económica e industrial de España.

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