Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fernando Monreal

Doctor en Medicina y Cirugía

Un grave problema sanitario

La reciente Semana Mundial de la Continencia

Recientemente, en la semana del 15 al 21 de junio, se ha celebrado la Semana Mundial de la Continencia. Y, es importante recordar que 10 millones de personas en España sufren incontinencia urinaria o fecal, de los cuales el 30% consultan al médico. Solamente de incontinencia de orina se estima que hasta 4 millones de personas en España ocultan dicho problema por vergüenza o por resignación, viviendo su problema en silencio.

Si nos centramos en la incontinencia de orina, entre los 45 y 54 años lo padecen el 10,5% de las mujeres y, entre los 55 y 64 años, el 15,5%. Estos datos nos dan idea de la severidad del problema. Es evidente que a medida que se cumplen años el problema se va acrecentando en número y agravando en cuanto a sintomatología. Y, es que con los años se pierde tejido conjuntivo, que es el que da soporte a los ligamentos y tendones que sujetan las vísceras abdominales.

Sabemos, también, que existen varios tipos de incontinencia urinaria, como son: incontinencia de esfuerzo -por debilidad de la musculatura y ligamentos del suelo pelviano-; de urgencia -por espasmos de la vejiga-; incontinencia mixta -tanto de esfuerzo como de urgencia-, incontinencia por debilidad del esfínter externo.

Es cierto que el estigma asociado a la incontinencia urinaria lleva a las pacientes a evitar hablar de ello, con lo que no pueden ser ni valoradas ni adecuadamente controladas. Así, la incontinencia se ve como un problema de salud que no reviste gravedad al no comprometer la vida de la paciente e, incluso se percibe como una consecuencia normal asociada al proceso de envejecimiento.

Pero, aunque fundamentalmente el trastorno se relacione con la mujer y se asocie al parto vaginal, la menopausia y el envejecimiento, puede afectar a ambos sexos y en cualquier etapa de la vida. En concreto, uno de cada cuatro varones sufrirá incontinencia urinaria a partir de los 40 años. Además del envejecimiento, el crecimiento excesivo de la próstata -hipertrofia-, el parkinson o el alzheimer son las causas más habituales de este problema de falta de continencia urinaria, junto con la diabetes mellitus, el estreñimiento pertinaz y el consumo de sustancias excitantes del tipo de la cafeína, la teína y el alcohol.

Pero también se ha comprobado que este trastorno afecta a la esfera sexual, y, así, en un trabajo clínico británico, la incontinencia urinaria de esfuerzo alteraba la vida sexual del 28% de las personas afectadas.

Por todo ello es muy importante el acercamiento del personal sanitario al paciente, tanto mujer como hombre, porque él, por sí mismo, no suele contar lo que le pasa. Pero también es trascendental su formación profesional para poder atender a estas personas de manera altamente cualificada.

Además, en la población mayor la incontinencia se acompaña de inestabilidad y dificultad de movimientos, por lo que estas personas viven pendientes de tener un baño cerca, ya que, cuando les llega la urgencia miccional deben acudir rápidamente a él. Esa urgencia añadida a los problemas de movilidad supone, además, un mayor riego de tropezar y sufrir caídas con el consiguiente riesgo de fractura y de consecuencias fatales que ello puede acarrearles.

Debemos, por lo tanto, poner el acento en los cuidados. Hasta ahora nuestros sistemas de salud estaban pensados para ocuparse de pacientes jóvenes con problemas agudos, pero, cada vez más debemos pensar en pacientes crónicos, añosos, con pluripatologías y, por lo tanto más delicados en su atención médica y de enfermería. Pero a nuestros mayores les debemos estas atenciones y muchas más.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.