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Vicente Montes

Recuperación económica y sabor agridulce

La gran inversión que transformará el sistema productivo de Arcelor | La desescalada del debate interno en los partidos | Política y confrontación

La ciencia de los sabores resulta sumamente interesante. A los clásicos ya conocidos de dulce, salado, ácido y amargo se añade ya sin debate el llamado “umami” (sabroso), vinculado por ejemplo al ácido glutámico, y también está en discusión si existen sistemas de recepción específicos a otros sabores, como el graso, el sabor a calcio o las sensaciones gustativas asociadas a materiales alcalinos o metálicos. En todo caso, la combinación de sabores nos hace tener la rica experiencia gustativa.

Asturias afronta la segunda mitad de la legislatura con un plato humeante sobre la mesa: la reconversión verde de su tejido productivo. Se trata de un menú contundente, con empaque como para marcar la impronta de los próximos años y convertirse en el asunto central del debate político. La expectativa es enorme.

Pero a medida que se aproxima la cuchara a la boca, quizás deberíamos comenzar a prepararnos para su gusto, no sea que la expectativa nos defraude. Y todo parece indicar que habrá elementos dulces y ácidos.

Un ejemplo lo constituye la anunciada inversión para ayudar a transformar el sistema productivo de Arcelor y hacerlo más verde, menos contaminante, acorde a los tiempos y con perspectivas de futuro. Sin duda, la gran inversión que el gobierno central parece dispuesto a anunciar el próximo mes de julio con visita incluida de Pedro Sánchez constituye uno de los acontecimientos políticos y económicos de este periodo de recuperación. Despejar el futuro de Arcelor resulta una palanca para diseñar una buena parte de la transformación energética e industrial de Asturias.

Pero parece claro que ese dulce conllevará su toque amargo. La implicación de importantes ayudas europeas para la modernización de las instalaciones de Arcelor en Asturias debería ser, por un lado, garantía de permanencia de la empresa en el Principado. Pero queda por conocer la letra pequeña del acuerdo: no solo las implicaciones en el empleo (ya parece evidente que los cambios conllevarán ajustes de personal), sino también en la producción final de la multinacional en Asturias, un parámetro que tiene relevancia en las cifras económicas de la región, en su peso industrial y en numerosas actividades indirectas.

Habrán de resolverse esas incógnitas, más las relativas a los proyectos que se impulsan en el Principado de cara a la recuperación tras la pandemia, para poder conocer con todos sus matices el sabor de este segundo plato de la legislatura.

Mientras, la pandemia se da ya por superada, aunque no hay que descartar que se produzcan momentos en los que la transmisión del virus (en especial a esa variante india que despierta aún demasiadas incógnitas) propicie la imposición de cautelas añadidas.

La desescalada se produce en todos los órdenes, pero los partidos políticos también han de pensar en cómo afrontarán su vuelta a la normalidad interna. Los procesos de debate y discrepancia de puertas adentro han quedado muy silenciados durante la pandemia, y las reuniones de los órganos internos se han mantenido en el espacio virtual de los encuentros telemáticos. Eso ha contribuido a aplanar las voces discordantes y ha ralentizado casi hasta el coma la vida en agrupaciones y juntas locales. Es probable que la descongelación del debate interno termine por ser un proceso lento.

Por contra, todo parece indicar que el clima político entre los partidos elevará las dosis de confrontación, por encima incluso del clima social. Esta situación ya se observa en el parlamento asturiano, donde los partidos parecen últimamente más buscar su trinchera que negociar y acordar de manera múltiple y variopinta según la situación y el asunto del que se trate.

Mientras hay quienes vislumbran en el horizonte señales de que la legislatura nacional puede acabar siendo más corta de lo que pensábamos, los próximos meses serán determinantes para establecer las columnas fundamentales del modelo económico de Asturias para los próximos años.

Ahí no cabe hacerse trampas en el solitario, ni tampoco asumir un guiso que tomar a desgana contentándose con un conformista “es lo que hay”.

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