Donde los hagiógrafos del sanchismo cantan loas y parabienes al reencuentro del socialismo que, al parecer, sugiere la llegada al Gobierno y al entorno del Presidente de personalidades que apoyaron en primarias a Susana Díaz (las nuevas ministras Pilar Alegre e Isabel Rodríguez) o a Patxi López (el sustituto de Iván Redondo en el gabinete de Sánchez, el incombustible Óscar López, de sangre asturiana por vía paterna); otros vemos la estrategia contraria: el aviso a navegantes que aún cuestionan, aunque sea entre dientes, el modelo de liderazgo narcisista en el PSOE actual. Que el jefe del Ejecutivo otorgue relevantes carteras a la zaragozana Alegre y a la ciudadrealeña Rodríguez más que un gesto de reconciliación supone un claro mensaje para los barones autonómicos de Aragón y Castilla-La Mancha, los últimos díscolos que le quedan a un partido que ya no es lo que fue. Ya pueden Lambán y García-Page pedir la jubilación anticipada: Sánchez les acaba de pasar una nota con el nombre de sus recambios. Nada más efectivo que un ministerio para alcanzar proyección relevante.
No se le puede negar a Sánchez habilidad para extender interesados mensajes que a base de ser repetidos con machacona insistencia encuentran eco rápido en la parroquia socialista. Y es menester reconocerle la capacidad profiláctica de jibarizar cabezas en lugar de mandarlas a puntapiés hasta las escaleras del cadalso. Todos los movimientos del Presidente conducen a un plan establecido: mantenerse a toda costa en el poder. Garantizada la placidez de la actual legislatura, Sánchez el cortoplacista pone la vista ahora en el medio plazo, en las próximas elecciones generales. Y su plan incluye alternativas tanto si las gana como si las pierde. Dependiendo de la cosecha de votos favorables accederá a pactar con moderados o lo hará con secesionistas o filoetarras. Y si las urnas le dan la espalda, ya se ha fabricado un partido a su medida, sin contestación posible. Y buscará refugio en Ferraz para resguardarse hasta que escampe y luzca el sol cercano a la siguiente convocatoria.