Se ha dicho y hemos visto de todo sobre Afganistán, pero lo que más vende en los medios son las imágenes del caos de la evacuación de los ciudadanos que colaboraban con las tropas occidentales. Sin embargo, poco se ha apuntado y profundizado sobre la corrupción que, desde hace mas de diez años, se había apoderado del país creando un agujero negro, alimentado por las inyecciones masivas e incontroladas de dinero en forma de ayudas, procedente sobre todo de USA. En estos últimos años, se han destinado mas de 145 .000 millones de dólares, sin contar otros 85.000 millones de dotación en medios al ejército, para intentar reconstruir y pacificar Afganistán, pero de esas ingentes sumas, a la población general no han llegado ni las migajas. Este inmenso despilfarro se ha diluido en la cúpula afgana del anterior gobierno y en pagos y sobornos a los líderes tribales conocidos como los señores de la guerra. Una buena parte del monumental derroche ha ido a cuentas particulares en Dubái. Fíjense como será la cosa que el anterior presidente tuvo que desmentir que huyó del país con 160 millones de dólares …(?).
El caso es que el Gobierno títere ha dejado un escenario económico de lo mas deplorable pues el noventa por ciento de la población vive en la miseria, con menos de dos dólares al día, así que no es extraño que esa situación de extrema pobreza, junto con la corrupción generalizada, haya provocado el apoyo popular de muchos segmentos de ciudadanos a los talibanes y ha sido una de las razones por las que el ejercito afgano se ha entregado sin luchar. El caso es que, no cabe duda de que los talibanes van a implantar una dictadura fundamentalista, pero presumen de integridad y de no ser corruptos como los mandatarios y gobernantes anteriores. En eso algo avanza con respecto al régimen anterior.
Con un PIB de 20.000 millones de dólares (menos que el de Asturias) y 36 millones de habitantes, Afganistán es uno de los países mas pobres del mundo y, aunque sea para paliar las necesidades básicas más urgentes como alimentos y medicinas, va a seguir necesitando imprescindiblemente la ayuda humanitaria extranjera. Sin embargo, el mundo occidental ha puesto como condición a esta ayuda el respeto de los derechos humanos y libertades, sobre todo de las mujeres y niñas. Por ejemplo, si se cumplen esos requisitos, Alemania destinará con urgencia 450 millones, otros 350 el Reino Unido, Canadá 300, el Fondo Monetario Internacional 400 millones y todavía queda por cuantificar la ayuda de la Comunidad Europea y la de Estados Unidos (que con la retirada se ahorra miles de muertes y millones de dólares), además esta pendiente el desbloqueo de 7.000 millones en bonos de la Reserva Federal. Todavía no son conocidas las cifras del apoyo que les van a prestar países como Rusia y China.
Como decía, las ayudas mencionadas quedan pendientes y condicionadas a que se respeten los derechos fundamentales de la población, así que los talibanes se están jugando su futuro, pues si quieren evitar el colapso económico y el estallido social de la población, se verán obligados a evolucionar hacia ideas y comportamientos menos estrictos y mas tolerantes y respetuosos. Visto lo visto, puede que no sea la peor solución para aquel país.
