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Lo que hay que oír

Francisco García Pérez

Yo te cancelo, nosotros te cancelamos

El nuevo anglicismo inútil que sustituye a la palabra ostracismo

Lo que antes se llamaba ostracismo se ha dado en llamar hoy cultura de la cancelación. Lo mismo, pero más largo y mediante anglicismo inútil (un calco de “cancel culture”). Si te cancelan por comentar algo que el club de los ofendiditos determine como ofensivo, te apartarán de cualquier función social. Aunque demuestres que es falso que hayas hecho ese comentario, ninguna posibilidad de redención te asiste. Ostracismo puro, dictadura pura, inquisición pura, pensamiento único, totalitarismo instagramero, feisbuquero, tuitero, tiktokero… Si no eres hiperpolíticamente correcto, “woke” puro, comprometido con todo lo que toque, cancelado que te quedas, amigo. Yo te cancelo, nosotros te cancelamos: no eres nadie, no existes, pútrido hereje.

Tanto correr contra el eufemismo, tanto predicar eso de al pan, pan, y al vino, vino, y como ahora digas “caquita” siquiera te crujen. ¿Quiénes te crujen? Los que de verdad mandan en las redes, en tu empresa, en el mundo mundial. Te cruje el Poder de turno, que no es otro que el mismo de siempre, el que te dice cómo tienes que pensar, el que ahora domina la AEIOU, la Asociación Escrupulosa Internacional de Ofendiditos Unidos. Hoy hay que ir yendo incluso más allá de nombrar personas y cosas al modo que proponía –ya a comienzos de siglo− cierto manual de la policía de Mánchester para resolver conflictos sin desairar a los implicados. Decía así: no eres drogadicto, eres desafiador químico. Eres bebedor problemático, no borracho. Que no te tilden de convicto, pues eres cliente del sistema correccional. Nada de pobre: desposeído. Nada de vagabundo: individuo involuntariamente indomiciliado. Se aconsejaba a los polis mancunianos no decir cadáver, sino decir persona no viva o metabólicamente diferente. El antes pervertido pasaba a ser sexualmente disfuncional. Y un sicópata, un socialmente no alineado.

Olvídense las gentes de usar expresiones del tipo trabajar como un negro, la cosa se puso negra, me tiene negro o el futuro es muy negro. Como nos recuerda Mauricio Wiesenthal, no debe decirse soberbia: debe decirse fortalecimiento de la autoestima. No debe decirse lujuria: debe decirse realización de la propia sexualidad. Como me permito yo recordar a quien leyere, no se debe decir gamberro sino persona exploradora de conductas alternativas. No se debe decir botellón, sino ocio nocturno con estimulaciones sensoriales líquidas, sólidas y gaseosas. No se debe decir toneladas de basura acumuladas tras el ocio nocturno con estimulaciones sensoriales líquidas, sólidas y gaseosas, sino tonelajes excedentes de compost y residuos inorgánicos. Ni siquiera ha de decirse mal de ojo, que se pueden ofender otras partes de la cabeza, el tronco o las extremidades.

Como me estoy entrenando para estos tiempos de cancelación –que no es que vengan es que ya están–, me he puesto a traducir el Quijote a lenguaje políticamente correcto. Primero, transcribo aquí un párrafo tal cual: o sea, machista, xenófobo, ofensivo, sexista, discriminatorio (si eres menor de edad no sigas leyendo): “Calla, amigo Sancho –respondió don Quijote–, que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos”. Bien. Ahora va mi traducción mucho más rica en ritmo, en léxico, en sintaxis, con palabras que tododiós entiende, políticamente correctísima, mucho mejor que el sobrevalorado Cervantes: “Habla desde el silencio, amigx no carnal Sanch@ –confrontó don/doña Quijote/a–, que las business de los conflictos armados, más que otros temas de la agenda a tratar en sede manchega, se implementan con obsolescencia programada; obviamente, in my opinion, que aquel/-lla liberal woke Mr. or Mrs. Frestón/-a que alteró la titularidad de mi espacio habitacional y la de mis pantallas también transformó a estas personas de estatura superior a la media parametral humana establecida por el Council for the Assessment of Body Height of Persons (CABHP) en elementos unitarios de parques eólicos”. La Santina nos ampare.

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