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Elena Fernández-Pello

Una cuestión de respeto

El libro “Criada” y su adaptación a las pantallas, “la asistenta”

Una cuestión de respeto

No parece muy inteligente tratar de cualquier manera a aquellos que cuidan de las cosas y las personas que amamos. Son esas empleadas –porque la inmensa mayoría son mujeres– que se ocupan del servicio doméstico, que tienen las llaves de nuestras casas, que las limpian y preparan nuestra comida y de las que dependen nuestros niños y viejos. Se les entrega lo más valioso y se les racanean derechos laborales y salario. Es perturbador. Con la pandemia y el confinamiento se hizo patente la precariedad en la que trabajan muchas de estas mujeres y la vulnerabilidad a las que están expuestas. Ni cotización, ni paro, ni bajas médicas, ni vacaciones, ni derecho a una triste pensión.

“Criada” es el relato en primera persona de las penurias por las que Stephanie Land, una joven madre soltera estadounidense, tuvo que pasar para salir adelante, ella y con ella su hija pequeña, aún un bebé cuando arranca su historia. En España su libro se puede encontrar desde hace poco, publicado por la editorial Capitán Swing y su adaptación a las pantallas, en la serie “La asistenta”, producida por Netflix, le ha servido para coger más vuelo. “Criada” llega precedido por un gran éxito en Estados Unidos y muy recomendado: incluso el ex presidente Barack Obama lo incluyó en su lista de lecturas estivales.

Hay algunas diferencias notables entre el libro y la serie, pero ambos son reveladores en muchos aspectos. Lo son, entre otras muchas cosas, al mostrar el desamparo y las dificultades para salir adelante de una madre joven y sola, la deshumanización de la administración estadounidense, la invisibilidad de los que sobreviven en los márgenes del sistema, las dinámicas de afecto y dependencia que atrapan a las mujeres en el maltrato, el retorcimiento de las relaciones familiares y de los muchos rostros de las enfermedades mentales. En las páginas del libro resuena la voz de su autora y protagonista; en la serie se encarna en una actriz brillante, Margaret Qualley.

Stephanie Land cuenta una de esas historias míticas de una maternidad heroica que todo lo soporta, pero hay algo distinto esta vez. Todo lo hace por su hija, desde luego, pero también por sí misma. La maternidad no ahoga su propio valor individual. “Criada” empieza cuando ella es una veinteañera, con todos sus sueños y deseos por cumplir, quiere ser amada, ir a la Universidad y tiene talento y sensibilidad para la literatura. En la pequeña empresa de limpieza para la que trabaja por horas y a demanda no es nadie, solo un nombre fácil de reemplazar en la plantilla de los turnos, para los dueños de las casas a las que presta servicio es un ser traslúcido, no se la ve ni se la escucha, no se repara en sus problemas personales ni en sus sentimientos y, sin embargo, ella conoce muchos de sus secretos. Limpia sus miserias y saca brillo a su mediocridad.

Hay en todo eso una gran perversidad y una paradoja, que radica en entregar tanta intimidad a alguien a quien no se presta más atención que a cualquiera de los electrodomésticos de la casa. No se trata solo del respeto que merecen esas trabajadoras, que es indiscutible, sino del que mostramos hacia nosotros mismos.

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