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LNE FRANCISO GARCIA

Soberbias y babayadas

Por cortesía institucional, la presidenta de una comunidad autónoma no debería acudir a otra a mostrarle sus vergüenzas. Ninguna región española soporta una comparación con Madrid, kilómetro cero de todo, origen y final de trenes y carreteras, ciudad de aluvión que importa mano de obra y talento a mansalva. Si se preguntan quién acoge a la mayor parte de los españoles que abandonan la España que se vacía la respuesta suele ser Madrid en un elevado porcentaje de los casos. Cuando por fin tengamos el AVE, no duden que resultará más beneficioso económicamente para la capital del país que para esa región periférica. Habrá billetes de ida sin vuelta.

Dicho lo cual, convendría advertir que la soberbia no es buena compañera de viaje cuando se sale de paseo a otros territorios. O sea, que en su reciente visita Ayuso pecó del madrileñismo habitual, el de todos los veranos, el de la colonización estival que arranca de la plaza de Colón, tan cerca de Génova. Si queremos lecciones, las pagamos: no nos gusta que vengan a dárnoslas gratis.

Ahora bien, defender que mejor le iría a Asturias si se instalaran los veintidós ministerios del sanchismo es una tontuna de perra chica, una babayada del tamaño del túnel de la Variante que no debería haber salido de la boca del presidente del Principado. Por varios motivos. El primero, porque un gabinete eficiente no debería pasar de diez ministros. Sólo le faltaba a Asturias otras veintidós bocas a chupar del frasco, con su correspondiente cohorte de paniaguados. Y el segundo, que tal decisión abriría las riñas localistas de siempre: ¿Cuántos ministerios en Oviedo? ¿Cuántos en Gijón? ¿La pedrea para Avilés? ¿Habría que llevar el de Turismo a Taramundi, el de Cultura a La Laboral y el de Igualdad a Cudillero?

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