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Mar Norlander

Crítica / Música

Mar Norlander

Una taracea musical

Original cierre de temporada de la Sociedad Filarmónica de Gijón

La Sociedad Filarmónica de Gijón clausuró su temporada en el Teatro Jovellanos con un concierto de lo más original a cargo de “Seldom Sene”, un quinteto de flautas que hizo un recorrido por cinco siglos de música bajo el nombre de “Taracea”, interpretando desde obras tan antiguas de autores como Josquin Desprez o Antonio de Cabezón hasta piezas de vanguardia creadas por compositores vivos.

El virtuosismo y la técnica de las cinco flautistas causaron sensación entre el público asistente y la presencia en el escenario de nada menos que cuarenta y cuatro modelos de flautas, algunas de ellas tan poco vistas y tan llamativas, dejaron a más de uno con la boca abierta, como es el caso de los modelos gigantes de flautas cuadradas inspiradas en tubos de órganos: parecían de atrezzo y encajaban con el significado de “Seldom Sene”, que se traduce como “raramente visto”.

Stephanie Brandt, Ruth Dyson, Eva Lio, Hester Groenleer y María Martínez son las protagonistas de este singular “consort” vinculado al conservatorio de Ámsterdam y de procedencias distintas. Tras interpretar dos “Inviolata” de Cabezón y Desprez respectivamente, llamaron la atención con la pieza de Hermann Robert Frenzel por su sonoridad tan cercana al órgano y la dificultad de emisión de notas tan largas sin que se notara la respiración. Seguidamente una composición contemporánea del virtuoso flautista y antiguo profesor Paul Leenhouts y su obra “Quo quondam victa furore”, en la que se vivió una confrontación de una contra cuatro con diferentes técnicas imposibles y una afinación impecable.

Sensacional fue el inicio de la segunda parte con la interpretación de adaptaciones a flauta de piezas compuestas para laúd del famoso John Dowland y seguidamente saltaron al barroco francés con Joseph Bodin de Boismortier. Impecable.

No sé si por preferencia o por debilidad hacia lo contemporáneo pero, sin duda, la obra más llamativa de la segunda parte fue “Mathongo Amnandi” una Suite africana de cuatro movimientos escrita por Sören Sieg que está inspirada en los sueños, con una métrica irregular y una armonía sigilosa que terminó con un bellísimo movimiento titulado “El Despertar” (Awakening).

Finalizaron el concierto con dos de las “Variaciones Goldberg BWV 988” de J.S. Bach, la canónica número 21 y la hermosa y compleja número 28 en una interpretación con gran seguridad y sonoridad.

Probablemente un concierto con cinco intérpretes flautistas no es lo suficientemente atractivo como para llenar un teatro como el Jovellanos, y más en tiempos en los que la música “académica” no causa furor, sin embargo, los numerosos asistentes que pudimos disfrutar del programa de “Seldom Sene” tuvimos la sensación de contemplar un delicado trabajo artesanal con sonoridades exquisitas, lo que viene a ser una “taracea”.

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