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José Manuel Ponte

La tabarra que no cesa

El fracaso del Madrid en el fichaje de Mbappé

Somos, seguramente, una asquerosa minoría, los ciudadanos que nos alegramos del fichaje por el PSG del jugador de fútbol Kylian Mbappé, al que pretendía el Real Madrid. La entidad madrileña llevaba más de dos años rondando a la prometedora estrella francesa y cuando ya se daba por seguro que firmaría con el equipo de la blanca casaca, cambió de opinión para renovar con el PSG. La noticia conmocionó a la gran familia madridista y su presidente, don Florentino Pérez, como los novios que esperan a la puerta de la iglesia a que llegue la novia, se quedó sin habla. (Y, mira tú, que locuacidad no es precisamente lo que le falta). Pasada la sorpresa inicial, el aparato de propaganda del Real Madrid se puso, afanosamente, a buscar argumentos para el consuelo. Que al equipo le sobran jugadores de parecida calidad. Que para ganar catorce copas de Europa, no sé cuántos campeonatos de Liga y tropecientas copas de España, no precisamos de la ayuda de un francés de las colonias. Que no nos asusta la competencia con el PSG, una entidad de la que es propietario el emir de Qatar y puede echar mano de riquezas sin cuento. Que no debemos olvidar que en el vestuario del PSG habrá de coincidir con Messi y Neymar, dos súper fenómenos pagados también a precio de oro, a los que no les gustará asumir un papel subalterno. Al fin y al cabo, Messi estuvo considerado el mejor futbolista de la Historia y no querrá que nadie le “pise el poncho” como dicen los argentinos. Y menos un jovenzuelo de 23 años que “apunta maneras” pero al que le quedan muchas cosas por demostrar. Este discurso, digamos, patriótico, ocupó espacio destacado en los medios durante unos días, hasta que fue sustituido por otro que quiso convencernos de la posibilidad de que Mbappé pueda fichar por el Real Madrid, transcurridos los tres años de su nuevo contrato. Tendría entonces 26 años, una edad estupenda para, con más experiencia y logros, iniciar la etapa final de su carrera. Y llegados a ese punto, es donde el que esto escribe y la “asquerosa minoría” que pueda secundarle, nos plantamos. ¡Basta ya de darnos la tabarra con el dichoso Mbappé! La paciencia tiene un límite. Llevamos varios años padeciendo las dolorosas secuelas de los manejos de don Florentino Pérez para ablandar a los clubes a los que quiere arrebatar un jugador. Primero empieza por ofrecerle un contrato por una cantidad irresistible. Luego, ese jugador empieza a proclamar que su carrera necesita otro equipo, so pena de entrar en depresión. Y, por último, confiesa que es del Real Madrid desde pequeño. Como este habremos conocido muchos casos. La diferencia con este consiste en que el jeque de Qatar puso más dinero sobre la mesa.

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