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Competitividad

Urbano Rubio Arconada

El AVE de la euforia

El tren prometido por Zapatero

Zapatero asistió a la puesta en marcha de la primera tuneladora aseverando que el trayecto de alta velocidad entre Madrid y Oviedo duraría en 2,5 horas y estaría listo para el año 2009. El AVE que tan eufóricamente la ministra del ramo ha anunciado recientemente para mayo del 2023 (veinticuatro años desde el estudio informativo y veinte años después de la licitación original que citaba un plazo de obra de cinco años y 1.085 millones) no llegará a Oviedo ni a Gijón, pues se ha renunciado a la ayuda ofrecida por la UE, lo que conlleva que el recorrido rápido finalice en Pola de Lena. Para entenderlo bien, es como sí el AVE de Madrid a Sevilla terminara en un pueblo de Córdoba. Tampoco tiene previsto adaptar las vías a ancho internacional que permita el trasvase de las mercancías que vienen de Europa con el Musel, como si lo harán los puertos norteños de Bilbao, Coruña o Santander. Remontándonos al año 2010, Fomento iniciaba la redacción de los estudios informativos para el trazado Oviedo-Gijón/Avilés. El asunto estaba encaminado hasta que en el 2018 el proyecto se archivó. Ahora, según han explicado las nuevas autoridades públicas ferroviarias, la conexión por AVE hasta las principales ciudades asturianas "supondría tan sólo unos diez minutos de ahorro de tiempo, con una inversión millonaria". Una estimación que no se ajustan a la realidad, pues para realizar el trayecto asturiano de 52 km sin bajarse del AVE, se instalará un intercambiador de vías en Campomanes, lo que supone una maniobra, que por sí sola, dura más de esos diez minutos, con un trayecto vetusto de vía ibérica a la velocidad de tren de carga. Además, hay asuntos poco congruentes como la escasa inversión en la estación de Pola de Lena que impide realizar una terminal ferroviaria moderna con buenos accesos y parking; ni siquiera se ha habilitado una zona de emergencia por si "pasa algo" dentro del túnel, lamentan los técnicos. O el tramo entre La Robla y León capital, que tiene un trazado y un firme de la plataforma sin haber sido adaptado a la alta velocidad, lo que obligará a circular entre 100 y 160 km la hora. La inversión final, cuando se sume todo, superará los 4.000 millones, incluyendo todos los desatinos: estudios hidrogeológicos imperfectos, desafecciones, dificultades con el terreno, infiltraciones de agua de veinte acuíferos, deslizamientos en la boca norte y otros muchos hechos que han concluido en un agujero negro económico y un desaforado alargamiento de plazos: un sonrojo considerable para la ingeniería del proyecto. En el primer trimestre del 2018, el Gobierno cambió el diseño de la Variante de Pajares planificándola en triple carril desde León hasta superar los túneles y llegar a Pola de Lena, por lo que el AVE "pata negra" quedó imposibilitado físicamente para que los convoyes de alta velocidad puedan circular en ancho internacional hasta 330 km/h de velocidad punta. Esto supone que nuestra región queda marginada en términos de comunicación. Una grave discriminación en comparación con el resto de comunidades autónomas con conexión ferroviaria homologada con Europa. La compleja combinación de vías entre Madrid y Asturias, tendrá, entonces, varias categorías: de Madrid a León con ancho internacional, con sistema de control de tráfico europeo, a más de 250 km/h (2 horas); la traza entre León y La Robla por hilera de ancho mixto y firme sin adaptar: unos 23 minutos; tres hilos para superar las dificultades de los 25 km de túnel de la Variante de Pajares a 135 km/h de velocidad punta (30 minutos). El cambiador de ancho de ejes en Campomanes (12 minutos). Y el paso por las vías de ancho ibérico por Pola Lena, Oviedo, Gijón y Avilés, tramo sin acondicionar y saturado de mercancías, lo que hace que la velocidad media se vea limitada a una duración de 50 minutos. Acumulando, de Chamartín a Avilés/Gijón: unas 4 horas. Resumiendo trayecto Madrid-Gijón (382 km): según proyecto inicial AVE: 2,5 horas. Estimación Adif: 3 horas y 10 minutos, basado en futuribles. Cálculo empírico: 4 horas. Actualmente: 5 horas y 9 min. De conformidad a la tendencia del "planning" acontecido, un bramido de entusiasmo se producirá en 2040 cuando, pueda ser que, la verdadera alta velocidad llegue a las principales ciudades asturianas, coincidiendo con la inauguración del tren bala de cápsulas levitantes que ya se proyecta para unir Madrid y Barcelona en 20 minutos.

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