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Jorge Álvarez Riera

El Club de los Viernes

Jorge Álvarez Riera

La historia se repite, para mal

La transición energética

En 1896, Sierra Leona pasó oficialmente a formar parte del imperio colonial de Gran Bretaña y la capital, Freetown, una ciudad fundada por y para el comercio de esclavos, se convertía en el principal polo comercial y político a través del que se exportarían las riquezas de esa colonia. Para hacer llegar estas mercancías al puerto de Freetown, los británicos diseñaron un sistema ferroviario que iba desde la capital hasta Makeni, en el interior del país. Para sufragar esta inversión, impusieron un impuesto de cinco chelines por cabaña, lo que acabó originando revueltas por todo el país, que se sofocaron rápidamente en el norte, y que fueron más intensas en el sur. Debido a esto, los británicos modificaron el trazado de la línea ferroviaria y la desviaron hacia el sur, hacia Bo, con el fin de poder hacer llegar las tropas militares más rápidamente para sofocar las revueltas.

Cuando Sierra Leona se independizó en 1961, llegó al poder el SLPP, apoyado principalmente por las tribus del sur, zona más desarrollada industrialmente gracias al ferrocarril. En 1967, la oposición del APC ganó las elecciones. El APC tenía su mayor apoyo en la zona norte, menos desarrollada, y la visión del presidente Siaka Stevens era que lo que era bueno para el sur, era bueno para el SLPP y por tanto malo para el APC y malo para él, por lo que tomó la decisión de desmantelar la línea de ferrocarril a través de la que se exportaban los recursos del país y que constituían la principal fuente de ingresos de Sierra Leona, y para que el cambio fuera irreversible, vendió las vías y el material rodante para que no pudiera haber marcha atrás. Evidentemente esta decisión perjudicó a los sectores más boyantes de la economía, lo que contribuyó a la ruina económica de Sierra Leona.

En pleno siglo XXI en España se ha tomado una decisión en la misma línea de fulminar una de las principales bases de la economía nacional. El gobierno con la complicidad de la Unión Europea ha dispuesto que los españoles sólo podremos tener energía proveniente de molinillos eólicos y placas solares, ha impuesto unos plazos totalmente inasumibles para poder hacer una transición ordenada y para forzarlo han desmantelado las centrales térmicas y las nucleares, penaliza los ciclos combinados. Esto originó una subida de la tarifa de la luz muy preocupante, ya que una energía barata era una de las ventajas competitivas de la industria electrointensiva, que en Asturias es el corazón de nuestra economía, Arcelor, Asturiana de Zinc, Saint Gobain, Alcoa (R.I.P.), etc.

La ventaja energética que teníamos en Asturias gracias a ser una región con gran capacidad de generar energía barata fue una de las causas por las que se instalaron en aquí grandes industrias generadoras de empleo. Hoy esta ventaja se ha perdido y no solo eso, sino que además nos penalizan porque tenemos que pagar una subvención en el precio de nuestra factura para compensar a todos aquellos conglomerados industriales que se están creando para sembrar nuestras tierras de molinillos porque la energía que generan no compensa la inversión de su instalación. Y no voy a entrar en el conflicto de la invasión rusa de Ucrania y el encarecimiento de la energía que ha supuesto eso, porque eso sólo es algo que tapa el principal motivo de la subida del precio de la luz, previo a esta invasión.

Para los políticos de izquierda, esta medida sólo es una de tantas que quieren tomar, destinadas al control absoluto de la economía. Las nuevas medidas que están proponiendo es un control de los precios, incluso una fijación de los mismos, nuevamente evito referirme a la fijación de precios del imperio soviético, fracaso absoluto, me remonto nuevamente al ejemplo de Sierra Leona, donde los británicos establecieron las Juntas de Comercialización, que fijaban los precios a los cuales los productores les vendían a ellos los productos, con el fin de asumir las fluctuaciones de los precios, y lo que inicialmente era una buena idea, acabó siendo utilizado como una forma de recaudar impuestos adicionales a los agricultores. ¿Les suena esta idea?

La Historia nos demuestra que las medidas económicas de la izquierda fracasan una y otra vez, empobreciendo a los trabajadores que acaban destinando más recursos a pagar impuestos que a alimentar a su familia. Urge replantearse sí realmente el tamaño del Estado es apropiado para el funcionamiento de España y si su coste es asumible por una clase trabajadora cada vez más menguante y con menor capacidad de generar riqueza.

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