Si hay cola es porque algo va mal. No se conoce a nadie a quien le gusten las colas, salvo que sean su negocio. Antes de internet, los reventas daban valor a su tiempo haciendo cola. Freddie Beckitt, camarero y escritor de Fulham, hace cola para ricos que solo hacen lo que quieren y alguna vez ha cobrado 20 libras la hora. En los vuelos, los alquileres de coches y parques temáticos se paga por no hacer cola y que entre más "experiencia" en el limitado tiempo del turismo.
La cola suele ser un desajuste momentáneo entre la oferta y la demanda y cuando cronifica se convierte en un problema derivado de la logística. Ahora mismo todo está a la cola, desde la lista de espera para operar las cataratas al comprador español que aspira al coche alemán que aguarda por los componentes electrónicos chinos.
El covid-19 reinstauró la fila india lenta que niega la fila india verdadera, que avanzaba de a uno por el sendero cargando enseres. Los nativos americanos no conocían la rueda ni tenían animales de carga. El covid-19 metió a España en las colas de la comida del súper y lo sacó por las colas del hambre de la beneficencia. A partir de una altura, la cola de la peste continuó en la del hambre. Ahora está el mundo en la cola de la guerra. Parecía que iba a haber una cola del alistamiento en Rusia, pero lo que hay son 30 kilómetros de rusos en fila para cruzar a Georgia, donde no puedan ser militarizados y pasar a formar columnas, que son colas que avanzan a ritmo de infantería. Les une a Putin un único deseo: no morir por Putin.
Se habló mucho de las colas ociosas y fúnebres para ver el ataúd de Isabel II, la reina de la tele y del Reino Unido, pero, al mismo tiempo, los polacos hacían colas de tres días para comprar carbón en las minas y aprovisionarse para el invierno cuando aún no había acabado el verano.
En la cola se juntan ineficiencias, incertidumbres, apremios, ansiedad y hostilidad por eso un mundo con muchas colas es peligroso. El domingo pasado muchos italianos madrugaron e hicieron cola para votar fascismo.